Las altas temperaturas del momento pueden hacer abortar las puestas, e incluso controlar de forma natural a las larvas neonatas de esta 2ª generación.
La Red de Alertas e Información Fitosanitaria ha emitido en un informe en el que analiza la incidencia de la polilla de la vid en la comunidad andaluza.
Según detalla la RAIF, los adultos de la 1ª generación de polilla del racimo (Lobesia botrana) (el denominado 2º vuelo), se observaron aproximadamente hace dos o tres semanas en la mayoría de las provincias de Andalucía, comenzando el vuelo en las provincias de zonas costeras. Una semana más tarde, se observaron en las provincias del interior. Los índices de vuelo de adultos de esta 1ª generación han sido «bajos en general».
Durante la semana pasada se observaron puestas de la 2ª generación de la plaga en casi todas las provincias, si bien, se prevé un máximo para esta semana, coincidiendo con la aparición de las primeras larvas L1, ya que, con las actuales condiciones meteorológicas, la eclosión de los huevos suele ocurrir entre 7 y 8 días después de su ovoposición. Puntualmente, puede ocurrir que en alguna zona concreta todo esto se haya adelantado algunos días.
No obstante, explica la RAIF, las altas temperaturas del momento pueden hacer abortar las puestas, e incluso controlar de forma natural a las larvas neonatas de esta 2ª generación. Se aconseja consultar a un técnico para poder conocer la evolución de esta plaga en su zona, con el objetivo de actuar a tiempo contra ella, si fuera necesario.
Condiciones óptimas para su desarrollo
Lobesia botrana se desarrolla de forma óptima con temperaturas superiores a 20ºC y cuando la humedad relativa está comprendida entre el 40% y 70%. La temperatura y humedad son también factores que influyen en el desarrollo del huevo, limitándose su supervivencia cuando las temperaturas oscilan entre 12ºC y 14 °C, o superiores a los 30 °C. La influencia de estos factores es mayor en los huevos que en las larvas, adultos o crisálidas, ya que los huevos permanecen inmóviles y los otros estados se mueven o se cobijan en la hojarasca o debajo de la corteza.
Hay que recordar que las larvas de la 1ª generación destruyen los botones florales, flores e incluso frutos recién cuajados. Estas larvas unen las flores formando glomérulos o nidos donde se esconden, construyendo cada larva dos o tres nidos. Esta generación no produce perdidas apreciables tanto en la calidad como en la cantidad de la cosecha de la viña.
Las larvas de la 2ª y 3ª generación, ocasionan una cierta pérdida de cosecha, ya que se alimentan de las bayas. Son más importantes los daños indirectos que los directos, puesto que en los mordiscos que efectúan a los frutos se instalan los hongos que producen podredumbres (Botrytis cinerea, etc).
Al respecto, la RAIF alerta de que «existe una estrecha correlación entre los ataques de polilla y la presencia de podredumbres, pues las heridas producidas por las polillas son vías de entrada por la que penetran las esporas de los hongos causantes de las podredumbres, de ahí la importancia del control de la polilla».
FUENTE: SEVILLA.ABC.ES