La poda es la primer actividad que se realiza en el viñedo al comienzo del ciclo biológico de cualquiera de las plantas, y en la vid no es la excepción. En el siguiente informe intentamos darle al lector herramientas para hacer de esta actividad una aliada a la hora de mejorar los rindes por hectárea, como así también cuidar el viñedo evitando que se vuelva añejo.
Todos los años luego de la vendimia, la primera tarea que los productores vitivinícolas se disponen a hacer en la viña es PODAR. Podar, es nada más y nada menos que la regulación de la carga del frutal para el próximo ciclo vegetativo, es decir, que con la poda se intenta regular la cantidad de frutos que la planta va a dar en el siguiente periodo agrícola, asegurándose una buena producción de uva y con ella preservando la rentabilidad de las fincas.
En la región de Cuyo esta práctica comienza luego de la primera helada cuando la savia existente en los sarmientos se devuelve y almacena en la raíz, entrando la planta en un periodo de dormición durante el invierno. Si la poda se realizara antes de que este proceso natural se produzca, corremos el riesgo de que gran parte de este alimento que la planta reserva en sus raíces durante el invierno se pierda, debilitando la floración durante la primavera.
Por lo general la poda se extiende desde principios de mayo hasta fines de agosto de cada año, es decir que, para el 1ro de septiembre, cuando comienzan los días más templados, la poda ya tendría que haber finalizado. Hay una regla popular entre los viñateros que es muy fácil de recordar, y que la compartimos con ustedes, la cual dice que: la poda se debe realizarse en los meses sin “R”: Mayo, junio, Julio y agosto.
Cuando hablamos de sistemas de poda hacemos referencia a la longitud del sarmiento podado, encargado de portar los futuros racimos; aclarando que dicha longitud está relacionada con el número de yemas que se dejen. Existen diversos sistemas de poda, pero que responden en general a tres tipos principales:
– Sistemas de Poda Corta: El elemento de poda utilizado es el pitón, los sarmientos se podan dejando de 1 a 3 yemas. El pitón desempeña las funciones de elemento de fructificación y de renovación, proveyendo madera de poda para el siguiente año.
– Sistemas de Poda Larga: El elemento de poda utilizado es el cargador. Los sarmientos se podan dejando de 4 y hasta 12 yemas. Aunque lo más conveniente es dejar como máximo 8 yemas para asegurarnos que broten correctamente, logrando un cargador con brotes homogéneos. El cargador cumple las funciones de proporcionar fruta y madera de poda para el próximo año.
– Sistemas de Poda Mixta: En este sistema es el que más se utiliza en Argentina, se combinan ambos elementos de poda, estando presentes en la planta cargador y pitón. En la poda mixta están comprendidos la mayoría de los sistemas de poda. El cargador cumple la función de elemento de fructificación, mientras que la principal función del pitón es la de renovación, proveyendo la madera de poda para el siguiente año.
La elección del sistema de poda va a depender principalmente de la fertilidad de las yemas y del hábito de brotación de la variedad.
Para cumplir con el objetivo de asegurar la rentabilidad del viñedo y preservar la juventud del mismo, es necesario que la planta esté equilibrada en cuanto a su capacidad. Es decir, que, de acuerdo a su expresión vegetativa, posea un número apropiado de brotes de vigor adecuado para madurar correctamente sus racimos. La capacidad de la planta depende de factores internos (variedad, edad y estado sanitario) y externos (clima, suelo y prácticas de manejo del viñedo), y es la poda, entre estas últimas, una de las prácticas de mayor influencia en la cantidad y calidad de la uva. Por lo tanto, está en manos del viticultor saber elegir el sistema de poda más adecuado a cada variedad para lograr producciones rentables.
Fuente: Informes de INTA Mendoza.