Pasó poco más de un mes, pero mucha agua debajo del puente. Uno era el escenario y las posturas a fines del 2021 y otros a comienzos de febrero del 2022 para las partes en pugna por los salarios de los trabajadores vitivinícolas: no cambió el la pretensión (empardarle a la inflación), pero sí el espacio elegido para desplegar la paritaria en los próximos días.
Si bien el planteo inicial iría al ritmo de la volatilidad político-económica (acuerdo con el FMI y ajuste tarifario mediante) la novedad excluyente es que, por primera vez, la discusión entre Foeva (Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas) y las cámaras empresariales se encamina a cambiar de escenario. En concreto, se abre la puerta para salir de Mendoza rumbo a Buenos Aires.
Es lo que pidió el sindicato luego de la última reunión de delegados a mediados de enero y responde en gran medida a alejarse de la «zona de influencia» de la patronal. Desde el martes 1 de febrero, paradójicamente el Día del Trabajador Vitivinícola, algunos representantes de Foeva esperaban que el Ministerio de Trabajo pusiera fecha de inicio de las negociaciones y termine de notificar a sus contrapartes, es decir, Bodegas de Argentina, la UVA (Unión Vitivinícola Argentina) la Federación de Cámaras, la Asociación de Viñateros y Acovi (Asociación de Cooperativas), entre otras entidades.
«Creemos que será en los próximos diez días, porque además la paritaria 2021 está cerrando este mes en alrededor del 57% acumulado. El objetivo es arrancar firme con un ajuste para el primer trimestre y dejando la puerta abierta para una revisión, dado que más cerca de mitad del año se va a empezar a vislumbrar si la economía crece o no«, reconoció Miguel Rubio, vocero de Foeva.
Seguramente influya una cosecha que en Mendoza ya comenzó con variedades blancas para espumantes. Y que en San Juan y otras provincias del norte argentino marca tendencia en cuanto al volúmen esperado: según las estimaciones del INV, salvo en Salta y Catamarca, en el resto cabe esperar en promedio un 8% menos uva que en 2021, con su esperado impacto en los precios
Entre la inflación y el FMI
El planteo inicial se mueve en torno a un 30% que vaya a los bolsillos de cosechadores y empleados de bodegas hasta marzo o abril. Y aunque nadie quiere «mostrar las cartas» anticipadamente, el criterio es lograr «algunos puntos encima de la inflación», dentro del conocido esquema de tramos y reparto entre sumas en blanco e ítems no remunerativos como el refrigerio.
Según Eduardo Senra, representante paritario de la UVA » hay que ver qué se solicitará para negociar, pero nunca en Argentina el salario le ha ganado a la inflación. El 57% del último año fue el mejor acuerdo del país, porque la inflación no la superó. Esta vez es importante que sea por tramos a lo largo del año, y tenemos que discutir las sumas no remunerativas con el gremio, que en algunas zonas corren riesgo porque se ha intimado judicialmente el pase al salario básico«.
Anticipadamente, y como es habitual, los representantes gremiales empresarios marcan diferencias entre las «espaldas» del sector productivo y el industrial. Justo luego de un año con mejor rentabilidad gracias al repunte del consumo, pero cuyo derrame es dispar a la hora de negociar salarios.
Las autoridades del gremio asumen que no hay márgen para pedidos exagerados y aspiran a replicar ese formato de negociación. Aunque a priori se muestran más proclives a la revisión por inflación (¿cláusula-gatillo?) durante el último cuatrimestre, lo que dependerá en parte del acuerdo con el FMI.
«La quita de subsidios a la energía va a impactar más que cualquier otra cosa en la inflación, nuestro único parámetro, porque la canasta considera los ingresos familiares en conjunto, incluídas las asignaciones por hijo por ejemplo», remarcó Rubio. La discusión arranca de un básico inicial para trabajador de viña de entre $42 mil y $48 mil y entre $45 mil y $50 mil para bodega, con ítems como presentismo y refrigerio, siempre variable de ajuste (hoy, unos $15 mil de bolsillo).
Cambio de escenario
¿Porqué Buenos Aires en vez de Mendoza? «No queremos paritar más en Mendoza, porque el lobby empresarial es muy fuerte allá, como puede suceder en Tucumán con los ingenios azucareros. Digamos que la influencia sería menos directa que en las provincias», argumentan, además de descartar que, como en 2020 y 2021, el Covid incida en el ingreso de trabajadores golondrina.
Sin embargo, la pretensión promete resistencia. «Es algo imposible, porque las cámaras están en Mendoza, salvo la que representa al sector licorero. Por otro lado, con la pandemia, se han hecho paritarias virtuales», subrayó Senra, quien al menos coincide en que «así como el tema subsidios, todo puede influír».
Además, resta dilucidar cuál será la postura del Gobierno frente a la política salarial. Cabe recordar que durante buena parte del 2021, vía CGT, había «marcado la cancha» con un techo del 35% para la mayoría de los acuerdos, en sintonía con la inflación presupuestada para 2022. Algo que, a juzgar por el nuevo panorama, parece quedar cada vez más lejos de lo pretendido por sindicatos como Foeva.
FUENTE: SITIOANDINO.COM.AR