El Museo Histórico del Palatinado, ubicado en Alemania, custodia la legendaria botella del «vino de Speyer», que puede presumir de tener unos 1.700 años de antigüedad. Pero, ¿puede beberse?
Cuanto más viejo es un vino, mejor sabe. O, al menos, eso es lo que siempre se ha dicho… pero también siempre se ha dicho que hay excepciones que rompen las reglas: los historiadores contemporáneos llevan años debatiendo si se debería o no abrir (y, por ende, probar) la que se considera la botella más antigua del mundo, que puede presumir de tener unos 1.700 años de antigüedad.
Estamos hablando del «vino de Speyer», denominado a su vez como «vino romano», que es custodiado desde hace unos 100 años por el Museo Histórico del Palatinado de la ciudad de la que toma su nombre, ubicada en Alemania. La galería data la botella alrededor del año 325 d.C. y, según los expertos, aún puede beberse: al parecer, el vidrio se ha mantenido sellado gracias a una mancha solidificada de aceite de oliva y cera (y no con un corcho) en la parte superior.
Sin embargo, y una vez expuesto todo lo anterior, la botella luce un aspecto cuanto menos extraño. Y aunque todavía parece contener algunos sorbos en su interior, la mayor parte de su contenido aparenta estar sólido. Por eso su sabor, al contrario de lo que hemos escuchado constantemente, sea seguramente un tanto singular.
“Probablemente no esté estropeado, pero no daría alegría al paladar”, añadió, por su parte, la catedrática de vino Monika Christmann. Algo que suscribía después el Museo Histórico del Palatinado, que en una publicación de Instagram decía que el sabor «probablemente se compararía con el de un chicle sin sabor». Aun así, el debate continúa.
FUENTE: TAPASMAGAZINE.ES
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