La subsecretaria de Infraestructura de Mendoza habló en exclusiva con Uvas Argentinas y se refirió al plan de obras hídricas financiado con los fondos de resarcimiento. Habló del Plan Hídrico, evaluó el estado de la infraestructura y lo vinculó al debate sobre la tarifa acorde.
Por Fabrizzio Pizzolatto – Desde la gestión del agua en la provincia de Mendoza se viene insistiendo sobre la importancia de un plan que contemple una visión a largo plazo para el desarrollo de una infraestructura eficiente tanto pública como privada, para mejorar el riego en la provincia y fortalecer la disposición del recurso hídrico, cada vez menor.
María Teresa Badui Núñez cumple un rol importante en este sentido al ser la subsecretaria de Infraestructura y Desarrollo Territorial de Mendoza. Recientemente anunció junto al gobernador Cornejo un paquete de obras, entre ellas algunas hídricas, que se financian con los fondos del Resarcimiento, que suman 1023 millones de dólares.
Además, la provincia tiene especulado destinar un 12% del presupuesto 2025 (alrededor de 504 mil millones) a inversión pública, de las cuales el 65% está destinado también a obras. Un monto que contempla la transferencia a la empresa AYSAM, para el desarrollo de sus propios trabajos. En entrevista con Uvas Argentinas, señaló cuál es el espíritu de esas tareas.
Se anunció un plan de obras públicas y ya se ejecuta. ¿Cuáles son los ejes prioritarios y por qué lo consideran histórico?
Lo consideramos histórico porque no es fácil destinar dos dígitos del gasto público a la inversión, eso se logra cuando hay una decisión política determinada y sostenida en el tiempo de ir reduciendo el gasto corriente para mejorar el peso específico del gasto de capital en el presupuesto provincial. Sin disciplina fiscal eso no se logra. La mejora del gasto público ha considerado la eficiencia técnica (mejorar los procesos, rediseñar circuitos, etc. para reducir aquello que sí o sí se tiene que hacer) como la eficiencia asignativa del gasto, es decir, contar con mejor información para decidir mejor sobre qué tipo de gastos deben realizarse.
Estos 352 mil millones (el 65% mencionado) se destinan a obras de infraestructura social (escuelas, comisarías, centros de salud, entre otras), viviendas, rutas y como dijimos obras de agua y saneamiento; sin considerar las que se harán con los fondos del resarcimiento, donde las obras anunciadas y que ya estamos licitando suman 275,5 millones de dólares.
Sobre esas obras del fondo de resarcimiento ¿Qué objetivos se persiguen?
Las obras con los fondos del resarcimiento buscan financiar la infraestructura económica (energía, transporte, caminos, comunicaciones, agua y saneamiento) fundamental para mejorar las condiciones de base en materia de infraestructura que necesita la diversificada matriz económica de Mendoza.
Resaltamos siempre que estas obras no deben perder de vista la perspectiva de servicios que actúa como vehículo de cohesión territorial, económica y social al integrar y articular el territorio. Son obras que apuntan a fortalecer el desarrollo de los oasis productivos de Mendoza como así también integrar las zonas no irrigadas. A su vez los sectores donde se destinan las inversiones son de competencia mayoritariamente provincial.
Por otro lado, las obras a financiarse buscan el recupero. Este debate no es fácil, pero es necesario. Entendemos que tenemos la responsabilidad de que estos fondos tengan un esquema de repago que permita su retroalimentación más allá de una gestión de gobierno. La agenda de financiamiento de la infraestructura es como dicen algunos “una agenda en desarrollo” por eso tenemos que pensar en esquemas de fondeo y de financiamiento, por eso esperamos que algunas de las obras incluyan la modalidad público-privado.
Asimismo, cabe destacar la importancia de invertir en los stocks de capital existentes. Por ejemplo, en la Ruta Provincial 153 destinaremos 27,5 millones de dólares, cuando no se hacen los mantenimientos oportunos revertir el estado del stock existente cuesta más. Claro que no se trata de que no se haya advertido esto, sino que los recursos compiten y por eso es necesario que este tipo de infraestructura prevea mecanismos de repago. Se estima que no invertir en los stocks de capital en infraestructura existente les cuesta a los países alrededor del 1,5% de su PBI.
Desde Irrigación se viene pidiendo por un plan hídrico, que entre otras cosas especifique las urgencias en materia infraestructura. ¿Consideran ese plan interjurisdiccional, participarán del proceso?
Irrigación encaró un Plan Hídrico que como autoridad del agua analiza la oferta hídrica y la demanda actual y futura por los diversos usos. Seguramente arribará a conclusiones sobre las acciones estructurales y no estructurales que deberán encararse. El Ejecutivo a través de diversos ministerios y subsecretarias ha participado de reuniones y misiones que ha liderado Irrigación poniendo al tanto de los avances como así también nos ha invitado a discutir orientaciones. Creo que será un instrumento útil y necesario, que como todo plan deberá ir actualizándose.
¿Qué tipo de obras cree que se están pensando?
Las obras que imagino considerarán van en línea con lo que viene haciendo Irrigación hace muchos años en alianza con el Gobierno provincial, como es la inversión en la mejora de la conducción y distribución del agua sumando los reservorios que tanto con recursos propios como a través de fondos provinciales ha llevado adelante el organismo. Todas tributan a mejorar la eficiencia en la conducción y distribución del agua; entiendo que a todos nos cabe el esfuerzo de mejorar también la eficiencia en la aplicación sea el uso del agua que sea.
¿Cómo evalúa el estado actual de la inversión en este tipo de obras?
Como decíamos, generalmente hay retraso en la inversión en infraestructura. En parte, porque no siempre se cuentan con los recursos disponibles, simplemente son escasos y en parte porque aún no tenemos incorporada la valoración económica del agua. Es decir, el beneficio que nos da y lo que estamos dispuestos a pagar por ella. Como es algo que debe proveerse, ¿cuál sería la razón para revelar mi preferencia o mi valoración?
En el caso de las obras de irrigación pagamos un canon por uso, pero lejos estamos de saber si lo recaudado cubre mínimamente los costos de operación y mantenimiento de la infraestructura.
Cuando hablamos de estos temas, uno recuerda la paradoja del agua y el diamante. El agua tiene un precio bajo pero es altamente valorada, aunque en el mercado nada se puede comprar. A diferencia del diamante, que tiene un precio alto, escaso valor de uso, pero una gran cantidad de bienes pueden ser frecuentemente intercambiados por éste. ¿Qué es más valioso y esencial? ¿Cuánto estamos entonces dispuestos a pagar?
Sí podemos decir que Mendoza lleva más de 20 años invirtiendo en obras que mejoren la eficiencia en la conducción y distribución del agua.
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