Un informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura mostró el balance de las exportaciones hasta el mes de mayo, en comparativa al 2021.
Tras un año histórico para el vino argentino en materia de exportaciones, este 2022 no parece ser la mejor versión de la industria, acomplejada por las condiciones macroeconómicas.
Un informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura expuso los datos sobre exportaciones desde enero hasta mayo de este año, que viene demostrando rojos en comparación al año anterior, tanto en cuanto al vino fraccionado, granel como el propio mosto.
Argentina exportó en los cinco primeros meses de 2022, 114,5 millones de litros de vino, lo que en total significa una caída del 19,5% con respecto al mismo periodo del 2021. Estas cifras suponen que se exportaron 27,6 millones de litros menos con respecto al mismo período del año 2021. De hecho, si la comparativa es entre mayo y mayo del año pasado la caída crece al 23,2%.
De los 114,5 millones de litros de vino exportados, 80,7 millones (70,4%) corresponden a vinos fraccionados y 33,8 millones (29,6%) son vinos a granel. Se exportaron 96,7 millones de litros de vinos varietales, 16,4 millones de litros de vinos sin mención varietal y 1,3 millones de litros de espumosos
La caída de los vinos se pudo determinar tanto para los fraccionados -las estrellas de la exportación- (-6,3%), como para el vino a granel (que sufrió una estrepitosa caída de -39,6%).
En este lapso, la caída es indistinta para vinos blancos y tintos, más allá de un menos peor rendimiento para los blancos. Los únicos que lograron revertir la imagen son los espumantes.
Si nos referimos al envase con el que fue fraccionado el vino, en los primeros meses el que más cayó fue el tetra brik con 38,8%. Lo sigue el Bag In Box con 18,8% y la botella 3,7%.
Las condiciones macroeconómicas hacen muy difícil sostener los costos, lo que perjudica directamente al productor. Esta situación le pone trabas a una posibilidad de la industria para aprovechar las exportaciones para motorizar la producción, en un contexto en el que el mercado interno está paralizado y es cada vez más competitivo.