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España: el seguro de uva de vino alcanza una previsión de indemnización récord, con 84 millones

Luego de una temporada marcada por los accidentes climáticos como la lluvia, el granizo, las heladas tardías, finalmente al fin de la misma, se pagaron los seguros a los viñateros, marcando una cifra récord, lo que denota el impacto que tuvieron estos fenómenos extremos en la producción.

 

España es uno de los principales productores mundiales de uva de vino, un sector de gran relevancia económica, social y cultural en nuestro país. Un 13% de la superficie cultivada de uva de vino en el mundo corresponde a nuestro país, lo que nos convierte en el lugar que más extensión de terreno dedica a este cultivo. Por otro lado, España es el país número uno en exportación de vino.

En comparación con otros cultivos típicos de nuestro territorio, la uva de vino se sitúa en el tercer puesto en superficie cultivada, solo por detrás de los cereales y el olivar. Los datos que muestra el seguro agrario, no hacen más que respaldar estos argumentos.

En concreto, la península ha sufrido el paso de varias borrascas intensas, temperaturas históricamente extremas en varios momentos del año (tanto exceso de frío como de calor), heladas entre enero y abril, con un mes de febrero de temperaturas suaves que favoreció el adelanto en el desarrollo de diversas producciones que luego se vieron afectadas por las heladas primaverales o una fuerte ola de calor en agosto.

Además, los temporales de viento, tormentas de pedrisco o las DANA del verano –que descargaron intensas precipitaciones de agua y pedrisco en amplias zonas de manera simultánea–, terminaron por conformar una temporada estival muy complicada para el campo.

Todo ello ha resultado en que el año 2021 vaya a terminar, con toda probabilidad, como uno de los ejercicios de mayor siniestralidad para el sistema español de seguros agrarios.

En el caso de la uva de vino, los daños sufridos sitúan las indemnizaciones en 84 millones de euros, la cifra más elevada de los últimos años. La producción vitivinícola nacional se ha visto afectada por las heladas de abril –con grave impacto sobre las comarcas de Ribera del Duero– y las tormentas de pedrisco de la primavera y el verano.

En Castilla y León, la previsión de indemnizaciones por la adversa climatología de este año, se sitúa en los 10 millones de euros, debido a las tormentas de pedrisco y a las reiteradas heladas de este año.

Entre los peores años que se recuerdan para la uva de vino se encuentra 2017, en el que una helada en el mes de abril (en plena primavera y cuando ya no se esperaba) dañó severamente la cosecha de uva de vino en general y afectó a denominaciones de origen de la importancia de Duero o Rueda, entre otras. Todo esto, en un año en el que una intensa sequía llevaba meses causando estragos.

A continuación, 2018 se cerró con cifras récord en cuanto a tormentas de pedrisco. De hecho, durante el mes de agosto todos los días se registró alguna tormenta de mayor o menos intensidad. En total, los cuatro últimos ejercicios (2017-2020) acumulan indemnizaciones a nivel nacional de cerca de 210 millones de euros.

Este contexto de incertidumbre y de intensa variabilidad climática pone de manifiesto la importancia de contar con un seguro agrario. Gracias al compromiso de quienes participan en el sistema de seguros agrarios, los agricultores reciben una compensación que se ajusta al daño económico sufrido y al nivel de cobertura contratado, en un plazo de indemnización siempre inferior a 30 días desde la recolección o desde el final de garantías.

Además, ante situaciones como las descritas en estas líneas, el seguro de uva de vino se presenta como la herramienta más eficaz para proteger la cosecha. Este seguro, cubre los daños, en cantidad ocasionados por los riesgos de helada, pedrisco, riesgos excepcionales de fauna silvestre, incendio, inundación-lluvia torrencial, lluvia persistente y viento huracanado y resto de adversidades climáticas.

Además, en Denominación de Origen, vinos de pago y viñedo de características específicas se cubren los daños en calidad ocasionados por los riesgos de helada y pedrisco.

Este seguro cuenta con varias posibilidades de elección para el viticultor. Incluye un Seguro Base, con cobertura para todos los riesgos a nivel de explotación, al que podrá ir sumando garantías adicionales (hasta 4), con las que el viticultor puede adaptar el seguro a sus necesidades de coste y cobertura.

Además, las distintas opciones de aseguramiento con las que cuenta el agricultor se reparten en dos grupos: Seguro de Otoño y Seguro de Primavera.

Por su parte, el Seguro de Primavera permite escoger si se incluye o no el riesgo de helada entre sus coberturas. Si se decide incluir este riesgo, el periodo de contratación de esta modalidad comienza a partir del 15 de enero de 2022. En caso contrario, el inicio de la contratación será el 1 de marzo.

A nivel nacional, durante la cosecha anterior se firmaron 30.100 pólizas de uva de vino que dieron cobertura a una producción de casi 3,2 millones de toneladas y a una superficie de más de 382.800 hectáreas de cultivo. En el caso de Castilla y León, el número de pólizas contratadas fue de casi 2.660 y dieron cobertura a una producción prácticamente alcanza las 200.400 toneladas y a una superficie de cerca de 30.500 hectáreas.

FUENTE: CAMPOCYL.ES

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