Todo lo que querías era un poco de puré de manzana con tu comida. Ahora, tu estómago odia a tu intestino… y tu intestino te odia a ti. ¿La culpa la tiene la fructosa de las manzanas?
La fructosa es un tipo de azúcar natural. La encontrarás sobre todo en la fruta seca o fresca, como las manzanas, los plátanos, la sandía y las peras. Pero algunas verduras, como las cebollas dulces y los pimientos rojos, también la contienen. Está presente además en muchos edulcorantes naturales y el jarabe de maíz de alta fructosa.
La mayoría de las personas pueden comer fructosa sin ningún problema, pero si tú formas parte del supuesto 33% de la población con intolerancia a la fructosa, un puñado de uvas podría provocarte hinchazón, gases o diarrea.
A continuación, encontrará detalles clave sobre estaintolerancia, incluyendo cómo saber si lo eres y consejos para manejar los síntomas.
Tipos de intolerancia a la fructosa
Según el doctor Max Pitman, gastroenterólogo de Salvo Health, existen 2 tipos principales de intolerancia a la fructosa. Tienen diferentes causas y síntomas que pueden variar de una persona a otra.
Estos dos tipos son:
Intolerancia hereditaria a la fructosa
Se produce cuando se tiene una mutación en el gen Aldob. Este gen da a tu cuerpo instrucciones para fabricar la enzima que ayuda a descomponer la fructosa. Pero, cuando no funciona correctamente, tu organismo no recibe esas indicaciones, por lo que es completamente incapaz de digerir la fructosa.
Este tipo de intolerancia a la fructosa es genético. En otras palabras, puedes heredarla de tus padres si son portadores del gen recesivo.
La intolerancia hereditaria a la fructosa es la más grave de las dos. Puede causar síntomas como:
- Náuseas
- Vómitos
- Dolor abdominal
- Hipoglucemia, o bajada de azúcar en sangre
Si tienes una intolerancia hereditaria a la fructosa y sigues comiendo fructosa, podría provocarte complicaciones como:
- Insuficiencia hepática
- Enfermedad renal crónica
- Insuficiencia renal
Aunque estos problemas pueden sonar un poco aterradores, Pitman afirma que los médicos suelen reconocer este tipo de intolerancia a la fructosa en los bebés —a menudo una vez que los padres incorporan alimentos sólidos a la dieta —. Además, es bastante rara y sólo afecta a 1 de cada 10.000 personas.
Intolerancia a la fructosa en la dieta
En el caso de la intolerancia a la fructosa, las células que recubren el intestino delgado no absorben la fructosa con la eficacia que deberían. El intestino fermenta la fructosa no absorbida, lo que puede provocar problemas gastrointestinales. Este tipo de intolerancia a la fructosa también se llama «mala absorción de la fructosa».
«La intolerancia a la fructosa en la dieta es mucho más común y más leve», afirma Pitman.
Pero, cuando se consumen alimentos con alto contenido de fructosa, se pueden experimentar síntomas incómodos que incluyen:
- Náuseas
- Hinchazón
- Gases
- Dolor o malestar abdominal
- Diarrea
Los investigadores aún no han determinado el número exacto de personas que padecen esta enfermedad, pero algunos datos sugieren que la intolerancia a la fructosa en la dieta afecta a 1 de cada 3 personas.
Cómo diagnosticarla
En algunos casos, los médicos pueden tener más dificultades para diagnosticar la intolerancia a la fructosa, ya que sus síntomas suelen coincidir con los del síndrome del intestino irritable (SII). También se pueden padecer ambas afecciones: según un estudio, aproximadamente un tercio de las personas con posibilidad de sufrir SII también tenían intolerancia a la fructosa.
Entonces, ¿cómo encontrar al culpable de tus problemas estomacales? Depende del tipo de intolerancia a la fructosa que tengas.
Diagnóstico de la intolerancia hereditaria a la fructosa
En el caso de la intolerancia hereditaria, los médicos pueden hacer un diagnóstico con una prueba genética.
Se suele diagnosticar esta afección en la primera infancia. Por ejemplo, se pueden reconocer los signos clave si un bebé tiene una mala reacción después de comer alimentos con alto contenido de fructosa. Esta reacción puede irdesde la pereza a las convulsiones.
Diagnóstico de la intolerancia a la fructosa en la dieta
No es tan fácil de diagnosticar. Pero, si tu médico sospecha que la tienes, puede recomendarte una prueba de hidrógeno en el aliento.
Los problemas digestivos, como la intolerancia a la fructosa, pueden provocar un aumento de los niveles de hidrógeno en el intestino, que se manifiesta en el aliento. La prueba funciona así:
- Darás una muestra de aliento
- Beberás una solución con una pequeña cantidad de fructosa
- Darás otra muestra de aliento
Si tienes mucho hidrógeno en la segunda muestra, lo más probable es que tu cuerpo no haya manejado bien la fructosa, lo que puede orientar a tu médico hacia un diagnóstico.
Otra opción es probar una dieta de eliminación, como la dieta baja en Fodmap. En esta se eliminan los alimentos ricos en compuestos de carbohidratos, como la fructosa, la lactosa o el sorbitol, que podrían contribuir a los síntomas gastrointestinales.
Se eliminan de la dieta durante unas 4 o 6 semanas bajo la supervisión de un médico o dietista. A continuación, se reintroducirán los alimentos de uno en uno, en cantidades gradualmente crecientes, para descubrir qué alimentos pueden desencadenar tus síntomas.
Si te sientes mejor cuando eliminas los alimentos con fructosa, es posible que tengas algún grado de intolerancia, señala Pitman.
6 señales que podrían indicar algún problema en tu intestino
Tratamiento
«No existe un tratamiento médico específico para la intolerancia a la fructosa», remarca la doctora Yolanda Scarlett, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte (EEUU).
Scarlett señala que la mejor manera de manejar la intolerancia a la fructosa en la dieta implica limitar o evitar los alimentos con alto contenido en fructosa, como:
- La mayoría de las frutas: la fructosa se encuentra de forma natural en la mayoría de las frutas, como los mangos, las manzanas, las uvas y las peras. Las frutas secas como los dátiles, las pasas, los higos y las ciruelas pasas también tienen un alto contenido.
- Algunas verduras: también se encuentra en las cebollas dulces, los pimientos rojos, las coles de Bruselas, el brócoli, la col y la berenjena.
- Edulcorantes naturales: La fructosa contribuye a dar dulzor a los sustitutos naturales del azúcar, como la miel, el néctar de agave y la melaza.
- Jarabe de maíz: es un edulcorante habitual en los refrescos y los aperitivos procesados. En caso de duda, comprueba la etiqueta.
- Trigo: los productos a base de trigo, como el pan y la pasta, pueden tener pequeñas cantidades de fructosa.
Si te sientes perdido o abrumado, Scarlett recomienda trabajar con un dietista para que puedas planificar comidas y tentempiés nutritivos que no desencadenen síntomas.
También hay que tener en cuenta que, si tienes intolerancia a la fructosa, no tienes por qué despedirte de la fruta. La mayoría de las personas con intolerancia a la fructosa en la dieta pueden soportar unos 10-15 miligramos (mg) de fructosa al día, pero tu nivel de sensibilidad individual puede ser mayor o menor.
Eso significa que, dependiendo de tu tolerancia, puedes consumir ciertas frutas con niveles de fructosa más bajos. Sólo asegúrese de probarlas primero en pequeñas cantidades para determinar la cantidad que puedes soportar.
Las frutas bajas en fructosa son:
- Naranjas
- Arándanos sin azúcar
- Fresas
- Melón cantalupo
- Piña
- Kiwis
- Melón dulce
- Papaya
- Limones
- Lima
Puede que descubras que, mientras el zumo de uva te deja el estómago hecho un nudo, un vaso pequeño de zumo de naranja no te molesta tanto.
¿Puede ayudar un suplemento?
Además de eliminar los alimentos problemáticos de tu dieta, también puedes probar la xilosa isomerasa,una enzima digestiva de venta en farmacias.
Esta enzima digestiva convierte la fructosa en glucosa en el intestino delgado.
Recuerda que la intolerancia a la fructosa en la dieta se produce cuando las células del intestino delgado no absorben la fructosa como deberían. Por lo tanto, convertir la fructosa en glucosa podría ayudar a tu cuerpo a manejarla mejor.
Un pequeño estudio descubrió que la xilosa isomerasa ayudaba a reducir las náuseas y el dolor abdominal en personas con intolerancia a la fructosa en la dieta después de que bebieran una solución acuosa de fructosa. También tenían menos hidrógeno en sus resultados del test, lo que sugiere que la fructosa no molestaba tanto a su sistema digestivo.
Sin embargo, la investigación sobre estas enzimas sigue siendo limitada. Lo mejor es que hables con tu médico antes de añadir cualquier suplemento de enzimas a tu rutina.
FUENTE: BUSINESSINSIDER.ES