Con 15,3 millones de quintales, se levantaría un 21% menos que el año pasado, cuando ya hubo un volumen bajo. Productores y bodegueros difieren sobre los valores del pronóstico, mientras que el gobierno plantea evitar la importación.
UN PRONÓSTICO COMPLEJO
Si bien Mendoza es la provincia con mayor superficie cultivada de viñedos, el resto de las provincias vitícolas también sufrieron severos daños, principalmente a causa de las heladas. De ese modo, San Juan con 4.045.600 qq pronosticados tendría una caída del 14%; en La Rioja con 658.200 qq habría una baja del 9%; y Salta cosecharía 308.400 qq, un 9% menos que en 2022. Son aún más llamativas las caídas de la producción en Catamarca, que con 108.100 qq habría bajado un 44%, y la del sur del país, con un pronóstico de 81.700 qq (un 52% menos). Completa el número nacional el “Resto del país”, con 12.200 qq pronosticados (30% menos que en 2022).
“Relevamos el 9% de la superficie de Argentina. Vimos fincas muy afectadas y otras no tanto. Le pedimos participación a entidades de productores que se acercaron”, sostuvo el presidente del INV, Martín Hinojosa, en diálogo con Los Andes.
En este punto, Milton Kuret, director ejecutivo de Bodegas de Argentina (BdA), aseguró que “es lo que se venía hablando y esperábamos, el INV tiene la metodología y el conocimiento para hacer la evaluación”. En cuanto a lo que está por venir, y en particular al precio del vino, el director de BdA consideró que “menos uva genera una situación de mercado en la que obviamente va a tener un incremento. El tema es el límite y hasta donde van a poder pagar las bodegas. Es un año muy complejo y habrá que buscar la manera de ponerse de acuerdo”.
Fabián Ruggeri, presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), también coincidió en que el pronóstico del INV “estará bastante cercano a lo que va a pasar”. Ruggeri también se mostró muy cauto a la hora de hablar de precios, pero consideró que debe ser uno que “le permita vivir al productor y también que se pueda vender el vino después”. Pese a la baja cosecha que se espera para la presente temporada, Ruggeri aseguró que no será necesario importar vino y con los 15 millones de quintales pronosticados “se puede cumplir con los compromisos en el mercado interno, exportaciones y también el mercado del mosto”.
Si bien no concuerda con el organismo, Sosa se atrevió a reconocer que “es cierto que el 23% menos de cosecha calculada es en base al año anterior, que ya fue bajo, por lo que si habláramos de una cosecha normal, estaríamos al menos un 40% por debajo”.
Ernesto Tagliavini de la denominada Mesa de Productores Agrupados de Mendoza (Mepam) fue tajante: “Esto está muy lejos, los productores calculan que hay al menos un 35% menos de uva”. Ante esta situación, el productor pidió que “no se ajuste para abajo como siempre, para el lado del productor” y solicitó “un empujón del Gobierno para llegar al precio mínimo”.
Desde el ámbito gubernamental fueron muy cautos al opinar sobre la información del INV y la batalla que se viene sobre la política de precios. Sergio Moralejo, subsecretario de Agricultura y Ganadería de Mendoza, se limitó a decir que con el pronóstico de cosecha en mano, “ahora sí podemos analizar cuáles son las medidas que mejor convengan para el sector” y a partir de la semana entrante “tomaremos las decisiones en concreto”.
STOCKS AJUSTADOS E IMPORTACIÓN
Según datos del INV, a la fecha de liberación tenemos 6 meses de stock técnico. Pero, haciendo una proyección al 2024, tomando como variable los mismos niveles de venta de 2022 “nos dejaría en unos 4,5 meses de stock. Vamos a estar muy justos, pero todo depende de cómo se desarrollen las ventas”, estimó Hinojosa. El titular del INV volvió a ratificar que está en contra de la importación de vinos, aún en este escenario de escasez: “No se puede usar la importación para especular con el precio que se le va a pagar al productor. Yo ya me expresé y estoy en contra. Es un último recurso”.
Desde la cartera de Economía de Mendoza también adelantaron que no piensan en la importación de vinos como una alternativa. “Ya se habló en el Banco de Vinos, con estos números no hace falta importar”, sostuvo Sergio Moralejo.
A partir de esta estimación, ahora las provincias deberán ponerse a trabajar en el Acuerdo Mendoza- San Juan. Para Hinojosa, el escenario de escasez plantea un acuerdo que debería rondar el 10% o menos para que toda la materia prima posible se destine a elaboración de vino. En la misma línea opinó el titular de Acovi, que pidió “que el acuerdo sea con un porcentaje mínimo, que no pueda superar el 10%”.
Milton Kuret, de Bodegas de Argentina, apoyó esa petición aunque también fue un paso más allá y habló de “liberación” total. Algo similar a lo que el Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, solicitó en una carta dirigida al gobernador Rodolfo Suárez los primeros días de febrero, cuando pidieron al mandatario que derogue la Ley 6216 y que la pauta diversificadora sea 0%.