¿Cuántas veces ha pasado que al descorchar con emoción una botella se nos borra la sonrisa al ver que se empieza a quebrar el corcho y se termina partiendo? A continuación, qué hacer si se rompió el corcho.
De nada servirá abrir un buen tinto si después no lo servimos como se debe o no lo bebemos bien. O dicho de otro: si no lo conservamos, abrimos y servimos bien lo podemos echar a perder.
Podemos hacerlo bien, de manera muy sencilla teniendo en cuenta la temperatura del vino, el descorche de la botella y su decantación/oxigenación. Pero, ¿qué ocurre si al abrir la botella se rompe el corcho? O sea, ¿qué se hace en ese caso?
De entrada caben dos posibilidades: intentar sacar lo que resta de corcho, aún en contacto con el cuello de la botella, o empujar el corcho hacia dentro, hacia el mismo vino. En ambos casos es casi seguro que «mancharemos» el vino de corcho.
Cuando el corcho flota dentro del vino
Si optamos por retirar los restos del corcho, nos puede valer el mismo sacacorchos (sea del tipo que sea). Idealmente, con la punta fina sacaremos los trozos pequeños y sueltos. Quedará ya limpio un trozo de corcho.
Cabe recordar que el corcho puede romperse porque hayamos guardado mal la botella, porque estuviera seco, blando o pegado al vidrio. Sea como fuere, todo será más fácil con un sacacorchos de láminas.
Ahora toca intentar sacarlo como haríamos con un corcho completo. Hay dos riesgos: que sigamos destrozando el corcho o que acabemos por empujarlo (sin querer) al fondo, al vino. Si es así no quedará otra que filtrar (decantar) el vino o dar por perdida la primera copa que sirvamos.
De lo dicho se ve que la primera manera de actuar puede acabar en lo mismo que la segunda: el corcho flotando dentro sobre el vino. Si lo hacemos de entrada, deberá ser con cuidado, porque la entrada del corcho puede hacer que el vino escape alegremente, poniéndonos perdidos y morados de vino.
Si lo que ha pasado es que el corcho se ha pegado al vidrio de la botella, lo que conviene hacer es meter el cuello en agua caliente (sólo caliente, no hirviendo). Así podemos diluir las sustancias que han pegado el corcho. El peso siguiente es intentar abrir la botella con nuestro sacacorchos y mucho cuidado.
Otros trucos
El truco del encendedor
Una de las razones por las que el tapón queda adherido al vidrio de la botella es que viene embebido en una resina que, si se reseca, funciona como un pegamento. Por eso, en los vinos que llevan algún tiempo guardados tiende a ser más grave el asunto.
Si eso sucede, lo que hay que tener claro es una sola cosa: esa misma resina se ablanda con un poco de calor. En ese caso, con acercarle la llama de un encendedor al pico y entibiarlo alcanza para que se libere. Se puede practicar incluso antes de que se rompa y es útil, sobre todo, en casos de vinos viejos.
Sacacorchos especial
Con todo, lo ideal para abrir botellas cuyos tapones son rebeldes, sobre todo si llevan tiempo guardadas, es usar otro tipo de sacacorchos que, en general, uno nunca tiene a mano a menos que sea un especialista.
Se llama tipo Ah-so y, bien mirado, es como una letra griega π. Cada una de las patas son unas láminas delgadas que se cuelan por el borde del corcho haciendo un pequeño muñequeo, de forma que cuando está ya clavado nada más hay que hacerlo girar: las mismas paletas despegan el corcho y se lo llevan encerrado entre ellas.
FUENTE: HOYDIA.COM.AR