‘Septum’, un biofungicida de Seipasa autorizado para agricultura ecológica, demuestra en los ensayos una eficacia similar al de sus alternativas químicas.
Si estableciésemos una clasificación acerca de las enfermedades de la vid, el mildiu ocuparía, sin lugar a duda, una de las primeras posiciones. ‘Plasmopara viticola’, en su nombre científico, es uno de los patógenos más graves y difíciles de solucionar cuando aparece. Y cuando esto ocurre lo mejor es moverse con anticipación y celeridad a través de alternativas como Septum, una solución natural de acción fungicida de Seipasa con un potente efecto preventivo y curativo sobre una de las enfermedades de la vid más peligrosas.
Fungicidas contra mildiu de la vid
Septum es una poderosa solución natural de acción fungicida donde las moléculas clave, procedentes del extracto de Equisetum arvense, han sido aisladas con el equilibrio y el balanceado óptimos para asegurar la máxima eficacia del producto.
A partir de su contenido en fenoles, saponinas, flavonoides y ácido silícico, Septum ejerce una acción preventiva que proporciona estabilidad estructural a las células vegetales y resistencia mecánica frente a la propagación de hongos, además de desencadenar respuestas fisiológicas de defensa. Septum también impone una acción curativa que provoca la ruptura y deshidratación de los tejidos fúngicos.
El gráfico 1 muestra los resultados del ensayo técnico en el que se evalúa el rendimiento de Septum frente al control (sin tratamiento) y frente a una referencia química. En la estrategia adoptada se realizaron 6 aplicaciones cada 7 días sobre una explotación de uva de la variedad Montepulciano. Tal como revela la gráfica, mientras la incidencia en el control se dispara, Septum iguala la eficacia de la referencia química, especialmente después de la 5ª aplicación.
El gráfico 2 evalúa la severidad, es decir el porcentaje de la superficie de la hoja atacada por la enfermedad, con resultados muy similares respecto a la experiencia anterior. Es decir, Septum iguala la eficacia de la referencia química cuando se trata de controlar el avance del patógeno.
‘Plasmopara viticola’, ese mal compañero de viaje
Septum es una herramienta registrada para su uso en agricultura ecológica bajo normativa UNE, además de una solución óptima y con un amplio recorrido a sus espaldas para su introducción en estrategias de gestión integrada de plagas y enfermedades con el objetivo de reducir la carga de materias activas de síntesis química.
Aplicado para el control del mildiu de la vid, Septum no deja residuos en la cosecha y no afecta a las cualidades organolépticas de la uva.
‘Septum’ es un producto natural que se presenta como una solución óptima para integrar en una estrategia de gestión integrada de plagas, con el objetivo de reducir fitosanitarios químicos
Se trata de una alternativa real para su inclusión en los programas de tratamiento de vid con el objetivo de reemplazar aquellas materias activas de síntesis químicas que progresivamente dejan de estar autorizadas por el endurecimiento del marco regulatorio en el uso de fitosanitarios. Existe un cambio de paradigma que es real, que se impone poco a poco, y la concienciación entre los productores vitivinícolas cada vez es mayor.
Tal como reza el título de este artículo, la prevención es la mejor aliada frente al mildiu, especialmente cuando las condiciones ambientales nos advierten de ello. Si el viticultor aguanta a la aparición de síntomas claros de la enfermedad, quizá sea tarde para actuar.
El mildio y la regla de los ‘tres 10’
El mildiu es una enfermedad de primavera, que encuentra su escenario ideal en climas con temperaturas cálidas y elevada humedad. Se habla mucho de la llamada regla de los ‘tres 10’ (brotes con una longitud superior a los 10 cm, lluvias por encima de los 10 L/m2 y temperatura media alrededor de los 10º) pero lo cierto es que el mildiu aparece durante la fase de desarrollo vegetativo de la planta y en entornos con humedad relativa por encima del 75% y temperaturas entre los 10 y los 30º.
Aunque el mildiu en uva inicia su actividad en primavera, el hongo que lo provoca tiene la capacidad de sobrevivir al invierno en forma de esporas alojadas en las yemas y en los sarmientos. Por eso es importante destruir cualquier pámpano y hoja con síntomas de la enfermedad de cara a la próxima campaña.
El principal aviso de esta enfermedad de la vid es la aparición de pequeñas manchas aceitosas o de color verde pálido en el haz de las hojas que, en el envés, se vuelven blanquecinas con un aspecto algodonoso. Las hojas afectadas se secan y se acaban cayendo.
En el caso de los racimos, los síntomas varían dependiendo del momento en que se produce el ataque, ya que pueden manifestarse desde un evidente arrugamiento hasta un cambio de coloración hacia el pardo-rojizo.
En todos los casos, la prevención es la mejor aliada del viticultor, especialmente al inicio de la brotación y cuando se dan las condiciones ambientales favorables para el desarrollo de la enfermedad.
FUENTE: CAMPOGALEGO.ES