El director general de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), Pau Roca, ofreció, el pasado 20 de abril, las primeras estimaciones que este organismo maneja respecto a las vendimias de 2023 en el Hemisferio Sur, que afrontan ya su fase final.
Por segundo año consecutivo, las producciones vínicas del conjunto de los países para los que ofrecen datos (Argentina, Australia, Brasil, Chile, N. Zelanda y Sudáfrica), experimentarán retrocesos, que serán generalizados en todos los países para los que ofrecen datos, con la excepción de Chile.
En total, para el grupo de países productores analizados, la OIV prevé una producción de 47.5 millones de hectolitros, con un descenso importante, del 11,7% respecto a la vendimia de 2022. Una diferencia de 6,3 millones de hectolitros.
Por países, Chile se aúpa como el principal productor en términos de volumen del Hemisferio Sur, con una previsión de 12,6 millones de hectolitros y el único signo positivo de entre los elaboradores principales. No obstante, el 1,3% de vendimia que recupera es insuficiente para equilibrar el conjunto.
La producción chilena, por tanto, adelanta a la australiana, donde la OIV apunta a una elaboración un 13,1% por debajo de la de 2022 y que debería rondar los 11,1 Mhl. Argentina sufrirá, por su parte, la mayor caída en términos absolutos, con una vendimia de apenas 9,04 millones de hectolitros, con pérdidas del 21% respecto a la campaña precedente. Un volumen similar (9,5 Mhl de vino) manejará Sudáfrica, fruto de una vendimia 2023 que quedará un 6% por debajo de la de 2022.
Con volúmenes mucho más comedidos, cierran la tabla elaboradores como Brasil, donde se esperan caídas productivas muy acusadas (-29,7%), para una producción de 2,25 Mhl. También se esperan descensos muy significativos en Nueva Zelanda (-22,2%), hasta los 2,98 Mhl, después del récord de 2022 (3,83 millones de hectolitros de vino).