Referentes del sector aseguran que la situación es crítica y temen que continue la pérdida de mercados en los fraccionados.
Las exportaciones de vino en Argentina vienen en caída libre. En los seis primeros meses del 2023, el volumen despachado fue de 96,5 millones de litros de vino, es decir un 31,7% menos. De acuerdo al informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), se exportaron 44,8 millones de litros menos con respecto al mismo período del año 2022.
De ese total, 74,5 millones (77,2%) correspondieron a vinos fraccionados (-26,8%) y 22 millones (22,8%) fueron vinos a granel (-44,5%). El INV en su informe anticipado explicó que el precio promedio del vino total en el acumulado enero-junio ha sido de 3,5 dólares/litro (+15,6%), llegando el fraccionado a 4,23 dólares/litro (+9,1%) y el granel a 1 dólar/litro (+21,9%).
FALTA DE DÓLARES, RENTABILIDAD Y PROMOCIÓN
La caída en el mercado externo no es algo que se ha dado solo en 2023, sino que se suman los registros negativos de 2022. Ramiro Barrios, prosecretario de Bodegas de Argentina (BdA) aseguró: “Todos los meses ha ido cayendo un poquito con respecto al mes anterior. Hay muchas causas, el tema es que no todas tienen el mismo peso. La gran razón de la caída sostenida en la exportación es el contexto económico del país”.
En este sentido, añadió: “Desde abril pasado todos estos pagos han sido frenado por el sistema que aplica el Gobierno para solicitar autorizaciones para los pagos de servicios al exterior y la verdad se demoran mucho, digamos una vez que se aprueba, dependiendo de la empresa, de dos a seis meses”.
El presidente de Wines of Argentina (WofA), Alejandro Vigil, describió que la caída de las exportaciones se debe a los problemas en torno a la coyuntura en general. “Tiene que ver con un dólar que ha estado fijo mucho tiempo, que si bien ahora hay una devaluación está por debajo de la expectativa para poder retomar los mercados más importantes. Sobre todo, pensando que nuestra base de exportación siempre fue el vino de 45 dólares la caja, lo cual ahora es imposible dado el costo de la materia prima. En algunos casos ha habido aumentos de precios en exportación y eso sabemos que repercute directamente en la demanda”. De acuerdo a Vigil, a eso se suma otro tema a nivel estructural como las retenciones, “que actualmente disminuye la rentabilidad y por ende la sostenibilidad del mercado”, declaró. “También hay una baja de la demanda del vino en el mundo, que está asociada a la post pandemia y el consumo de menos alcohol”, enumeró.
MERCADOS EN RIESGO
El prosecretario de BdA mencionó que muchas de las empresas pueden alcanzar un financiamiento del exterior, pero gran parte de los exportadores que existen en la actualidad son Pymes y no tienen esa opción. Para Barrios la falta de dólares al Banco Central afecta al sector, que en este momento se encuentra en una situación límite donde los exportadores no pueden pagar los fletes a las navieras porque también pasa por el sistema de autorización de pagos en moneda extranjera.
En cuanto a la pérdida de posición en el exterior Vigil afirmó: “El posicionamiento como idea de calidad está, se mantiene y aparte los vinos argentinos siguen brillando por lo cual en ese caso no es tan importante como si sostener la base de la pirámide que no ha tenido con éxito y crecimiento”.
Por su parte, Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, coincidió en la pérdida de competitividad. “Es muy preocupante lo que está pasando con la exportación, pero no nos sorprende porque desde hace tiempo venimos diciendo que la actual situación macroeconómica que tienen nuestro país y sobre todo con el tema de exportación -con los fletes, tipos de cambio y costos-, indudablemente estamos fuera de competencia. No somos competitivos como país y por ende esto repercute en las exportaciones, cada vez se hace más evidente que de no solucionarlo vamos a generar estos vaivenes que tiene la industria que lo que no se vende en el mercado externo se va al interno”.
BAJAS PARA TODOS LOS SEGMENTOS
Si analizamos las caídas de exportaciones tenemos que en todos sus formatos de despacho ha habido bajas. En el caso del vino a granel (-53,7%), al ser un commodity puede llegar a tener cambio de condiciones, lo que hace que vuelva a tener niveles de exportación si se mejoran las condiciones. En el caso del fraccionado (-39,6%), no corre con la misma posibilidad, porque el trabajo que se hace afuera es una construcción de marca, donde se trata de ganar un espacio en góndola, en una carta de un restaurante, lo que requiere un esfuerzo del exportador y una vez que uno pierde esos espacios lo ocupan vinos de otros orígenes.
“La recuperación va a ser muy lenta, nosotros venimos de nueve meses de caída, en la medida que no se solucionen los grandes problemas que tenemos va a continuar la caída, sobre todo el atraso cambiario, la posibilidad de pago al exterior y la eliminación de retenciones, desde que eso varíe hay que hacer esfuerzo para que se revierta. A Argentina le costó 20 años llegar a dónde estamos y lo estamos perdiendo muy rápido”, expresó Ramiro Barrios.
Asimismo, Mauro Sosa remarcó que con ver los números del INV, queda en evidencia que el sector se queda afuera la competencia con los países que tienen grandes volúmenes de exportación. “Tenemos potencial pero la falta de competitividad es una problemática ataca al estadío económico que se tiene como país. Por ejemplo, las cajas que se vendían a 30 dólares han ido resignando espacios para no perder a un tipo de cambio que no compensa los costos que están teniendo los productores. La falta de acuerdos con otros países y regiones, también hacen que los costos sean muy altos para poder enviar las botellas producidas en Mendoza hacia el mundo. Esos acuerdos no han existido y no son pensados para que el sector pueda crecer a nivel comercio externo”, completó.
FUENTE: LOSANDES.COM.AR