En el primer semestre, el sector generó divisas por u$s 432 millones, una cifra histórica para la industria vitivinícola. La escasez de insumos es una amenaza. También, el encarecimiento y la falta de disponibilidad de fletes, que obliga a que muchos despachos se demoren o queden días en puertos
Las exportaciones de vino crecieron fuerte en la primera mitad del año, a niveles récord. Sin embargo, hay varias cuestiones que preocupan a las bodegas, ya que temen que puedan incidir y conspirar contra el fuerte aumento en el exterior de este año: la falta de oferta logística para exportar e importar, y la escasez, nuevamente, de botellas de vidrio, que ya habían faltado durante el verano.
Las ventas de vino fraccionado fuera del país crecieron un 13,8% en volumen, a 1,07 millones de hectolitros, con un alza de 15,5% en botellas, que aportaron el 91,6% del total de estos envíos, según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).
En dinero, el alza fue incluso mayor: 20,9% en fraccionados, a u$s 391,28 millones, cifra que, si se suman los envíos a granel -que se redujeron 15,9% en litros-, asciende a u$s 432 millones, un 18% por encima de 2020.
Así, según destacó el INV, las exportaciones totales lograron un récord histórico en divisas, al superar el anterior máximo para el primer semestre, que databa de 2012.
A nivel general, los Estados Unidos, el Reino Unido -con un gran crecimiento en 2020-, Brasil, Canadá y China son los principales destinos en divisas para los vinos argentinos.
Sin embargo, las complicaciones mundiales en logística para enviar los vinos e importar corchos y etiquetas, junto a la escasez local de botellas, preocupan al sector, que teme no poder continuar creciendo a este ritmo en lo que resta del año.
“Tenemos muchos frentes que no podemos resolver tan fácil. No hay botellas, ni papel ni cartón. No es algo sólo local: en Chile, también están faltando botellas. Además, hay un problema logístico muy grande a nivel global: no hay barcos ni contenedores disponibles, por el alto comercio entre China y los Estados Unidos. Se están demorando los envíos pero, también, el ingreso de insumos. Estamos evaluando cómo superar estos temas”, explicó Patricia Ortiz, presidenta de Bodegas de Argentina, cámara que nuclea a gran parte de las empresas del sector.
“Los dos fabricantes de botellas están por instalar un nuevo horno para poder hacer más envases. Uno de ellos nos aseguró que, para septiembre, estaría solucionado este problema. Averiguamos en Chile y también hay escasez”, explicó Ortiz.
Pero el cuello logístico a nivel global, que afecta a todas las industrias, demora exportaciones. Esto complica y encarece los envíos, lo que preocupa aún más.
“Estamos lejos de los principales mercados. Cuando un barco viene hacia el sur, se llena muchas veces en Brasil y no llega a Buenos Aires. No hay contenedores disponibles. Se importan menos insumos y no tenemos cómo enviar los vinos”, explicó Ortiz.
“Es un problema serio. La falta de oferta, además, hace que los precios logísticos suban. Los pocos contenedores que hay están más caros. Y los Estados Unidos tienen algunos puertos colapsados. Es un problema porque los vinos quedan en el puerto, a la espera de desembarcar. O van a otras terminales y hacen el recorrido por camión. Pero, por ejemplo, en San Francisco, el clima está muy caluroso; con 40 grados, si los vinos están a la espera de ser trasladados, se arruinan”, agregó la bodeguera.
Ante la escasez de barcos, se demoran no sólo las exportaciones, sino también los insumos importados, como corchos, papeles para etiquetas o cartón. “Si los insumos se entregaban a tres semanas del pedido, ahora, ese tiempo se duplicó. Por eso, hay que adelantar las compras para tener los insumos necesarios. Pero eso tiene un alto costo financiero. Resulta muy caro”, remarcó.
Para intentar hallar una salida al problema logístico global, muchas bodegas comenzaron a consultar a las compañías aéreas internacionales que, ante la falta de pasajeros, están realizando más vuelos de cargas, con aviones vacíos.
“Estamos averiguando el costo de hacer los envíos y traer los insumos por avión. Solían ser más caros. Pero, ahora, si los vinos se quedan frenados en algún puerto, hay que pagar los costos portuarios y, si no se entregan a tiempo, se rompe el inventario. Además, si queda a la espera en algún puerto del norte, donde ahora hace mucho calor, se arruina la mercadería. Se evalúan contenedores refrigerados pero también es más caro. Por eso, quizás en este contexto sea más conveniente el avión”, dijo Ortiz.
“Francia está enviando sus vinos por esa vía. Como muchas aéreas no operan todas sus frecuencias, usan más aviones para cargas. Aún ninguna bodega utilizó ese transporte para exportar. Pero muchas lo están considerando y consultando los costos”, añadió.
En caso de que los vinos argentinos comiencen a ser enviados al exterior por vía aérea, la decisión podría ayudar aliviar la situación de las aerolíneas internacionales, que están operando hacia la Argentina con muy pocos vuelos autorizados, sólo para residentes locales, y con baja ocupación de asientos en las aeronaves, en función del cupo fijado por el Gobierno para intentar frenar el ingreso de la variante Delta de Covid-19.
De hecho, varias compañías que no cuentan con vuelos de pasajeros, actualmente, arriban al país para traer y llevar carga.
FUENTE: ECOCUYO.COM