La producción mundial de vino en 2022 vuelve a mostrar una marcada estabilidad por cuarto año consecutivo, a pesar del desafío que supusieron en esta vendimia las olas de calor y la sequía que afectaron a buena parte de las regiones productoras.
El pasado 31 de octubre, la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) hizo públicas sus primeras estimaciones relativas a la elaboración global de vino (sin contar los mostos), que sitúa en la horquilla de entre 257,5 y 262,3 millones de hectolitros. Tan solo un retroceso del 1,5% respecto a 2021 en el tramo más bajo de su estimación y del 0,8% en el centro de la horquilla de estimación (259,9 Mhl).
Unas previsiones que deben ser tomadas con cierta cautela, puesto que la OIV se ha encontrado con problemas a la hora de obtener información actualizada de la producción de países como China y Rusia. No obstante, la producción de vino de 2022 puede considerarse ligeramente inferior a la media de los últimos 20 años.
Tal y como ha venido informando SeVi, el volumen de vendimia en Europa finalmente ha superado las estimaciones realizadas al inicio del corte de los racimos, a pesar de la sequía y las olas de calor durante la primavera y el verano; mientras que en el Hemisferio Sur y en EE.UU., por término medio, ha habido una producción “media”.
En la Unión Europea existía una preocupación generalizada entre los principales productores por los efectos del calor extremo y a la falta de lluvias en muchas zonas. Sin embargo, al final, la ausencia de las principales enfermedades de la uva y las lluvias de finales de verano lo compensaron, dando lugar a rendimientos superiores a los previstos inicialmente en varias regiones y países. El resultado es una vendimia globalmente temprana y un volumen de producción de vino estimado en 157 Mhl, excluyendo los zumos y los mostos. La previsión de la OIV supone un incremento del 2% respecto a 2021.
No hay sorpresas en las previsiones por países de la OIV. Italia sigue siendo el primer productor mundial con 50,3 Mhl, un volumen en línea con su producción de vino de 2021. Francia, tras la bajísima cosecha de 2021, diezmada por los graves daños debidos a las heladas tempranas de abril, seguidas de las lluvias de verano, las granizadas y el mildiu, es el país de la UE con crecimiento previsto con respecto al año anterior: prevé un nivel de producción de 44,2 Mhl, lo que representa un +17% en comparación con 2021. El tiempo seco y caluroso de este año ha reducido la presión de las enfermedades en las vides y ha permitido un comienzo temprano de la vendimia.
Para España, el organismo dirigido por Pau Roca, estima una producción de vino de 33 Mhl. Un volumen “relativamente bajo” para el tercer productor mundial. La estimación para nuestro país supone -6% respecto a 2021 y un -12% respecto a la media quinquenal. Descensos ocasionados por la sequía, el elevado calor estival y el acceso limitado al agua en muchas regiones.
La OIV recoge también el incremento productivo previsto en Alemania (+2%), que debería registrar una producción de 8,9 Mhl.
Entre el grupo con descensos productivos, al margen de los ya comentados para España, destaca el caso de Portugal. El quinto productor europeo de vino espera un volumen de producción de vino estimado para 2022 de 6,7 Mhl (-8%). La vendimia en Portugal, como en muchos otros países de la UE, se ha visto afectada por el excesivo calor durante el verano, unido a las escasas precipitaciones.
Fuera de la Unión Europea, en Estados Unidos, cuarto productor mundial, la estimación preliminar de la producción de vino para 2022 es de 23,1 Mhl. Esta cifra es un 4% inferior a la del año pasado, y un 6% inferior con respecto a su media quinquenal. Este descenso relativo puede atribuirse en parte a los daños causados por las heladas tempranas, a las condiciones de sequía en verano y a la consiguiente falta de suministro de agua en algunas regiones vinícolas. Aunque la OIV no dispone de datos sobre la cosecha de uva en China, el organismo señala que es probable que su producción de vino continúe la contracción iniciada en 2016 por razones estructurales.
En el Hemisferio Sur, tras una cosecha de 2021 de récord, en 2022 la estimación de la producción conjunta es de unos 55 millones de hectolitros, un 7% menos que el año anterior, pero en línea con su última media quinquenal. Se calcula que, en 2022, la producción de vino del Hemisferio Sur represente el 21% del total mundial.
Chile es el mayor productor del Hemisferio Sur en 2022, con una producción de vino que alcanzará los 12,4 Mhl, beneficiándose de las condiciones de sequía y solo un 7% por debajo de la producción excepcionalmente alta del año pasado (7% por encima de su media quinquenal). En 2022, debido a las condiciones meteorológicas extremadamente variables (heladas, fuertes lluvias, etc.), la producción de vino de Argentina ha disminuido hasta los 11,4 Mhl (-9%); mientras que Brasil tiene un volumen de producción de vino estimado en 3,2 Mhl en 2022.
En Sudáfrica, la producción de vino en 2022 se estima en 10,4 Mhl, lo que supone un descenso del 4% respecto a 2021, pero queda dentro de su media reciente. Australia registró la mayor variación negativa con respecto al año pasado en todo el Hemisferio Sur. Con 12,1 Mhl, Australia elaboró un -18% respecto a 2021. Esto se debe a las frías temperaturas de la primavera y a las fuertes lluvias del verano, combinadas con los ajustes realizados por los viticultores tras la cosecha récord de 2021. Nueva Zelanda representa, una vez más, la excepción en el Hemisferio Sur. Mientras que en 2021 Nueva Zelanda fue el único país importante de la zona que tuvo una cosecha de uva de vino por debajo de la media, en 2022 registró un nivel de producción de vino récord, alcanzando por primera vez en su historia 3,8 Mhl (+44% / 2021). Una mezcla de excelentes condiciones climáticas y una elevada demanda internacional han contribuido sin duda a este volumen de cosecha históricamente elevado.
FUENTE: SEVI.NET