La nieve caída todavía no evita que continúe la sequía

Por más que las nevadas sigan siendo abundantes en las próximas semanas, la mayoría de los expertos consideran que hay que seguir cuidando el agua, extremando medidas de ahorro en el consumo. 

Las últimas nevadas en la alta cordillera sanjuanina, si bien han sido considerables, no son un indicativo de que la próxima temporada se dispondrá del agua suficiente para recuperar los niveles de los diques y contar con el caudal destinado al riego de la producción y de la arboleda del sector público. A pesar de que hasta el fin de semana pasado hubo nevadas muy intensas para los próximos días los pronósticos están alejando la posibilidad, por lo que habrá que esperar hasta Agosto para saber si las nevadas se reanudarán con similares características a las de la semana pasada.

Las autoridades de Hidráulica de la provincia sostienen que a esta altura todavía no es posible ofrecer un pronóstico cierto sobre la acumulación de nieve ni de los caudales que habrá para la próxima temporada. Si bien, por ahora, el panorama es bueno porque la temporada invernal se inició con intensas nevadas, algo parecido ocurrió durante el 2020, con un inicio esperanzador que luego derivó en menos nevadas y el inicio de esta sequía histórica que actualmente se está soportando con serios problemas para la producción y otras actividades locales.

Para que la temporada sea considerada buena, tiene que haber unas cinco nevadas como las que hubo recientemente. Estas precipitaciones son capaces de dejar un 75% de la nieve que cae en un año, valores que alcanzan para asegurar un caudal importante a la hora de los deshielos.

Los últimos informes que ofreció Hidráulica respecto de la nieve caída señalan que en los lugares de medición alcanzaron los 60 centímetros, cuando el año pasado la acumulación apenas llegó a los 10 centímetros. Lo importante es que la nieve que caiga debe consolidarse para dar lugar posteriormente, durante la temporada primavera-verano, al deshielos o el derrame de los caudales que bajan hacia los valles cordilleranos y precordilleranos por medio del Río San Juan. En la zona Norte de la provincia es el río Jáchal y algunos de sus afluentes, los que canalizan el agua de los deshielos irrigando la cuenca que incluye los diques Cuesta del Viento, Pachimoco y Los Cauquenes.

En la cuenca del río San Juan está establecido que se necesitan unos 900 hm3 de agua para satisfacer las necesidades básicas de riego de todo el Valle de Tulum, pero es un hecho de que actualmente está trayendo menos de la mitad de ese caudal y que son pocas las posibilidades de que esos caudales mejoren para el próximo año.

En ese sentido es necesario tomar conciencia de que se deberá seguir con las estrictas medidas de control del uso del agua para evitar derroches y tratar que el agua que se dispone alcance para las actividades esenciales en materia de riego de la producción.

 

FUENTE: DIARIODECUYO.COM.AR

 

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