Las oleadas de calor registradas han adelantado el ciclo fenológico de la vid, lo que podría alterar el ritmo de maduración de la uva.
En una nota de prensa, la DO La Mancha ha explicado que la llegada inesperada del calor, con una subida de temperaturas muy por encima de lo normal, ha motivado un estrés hídrico en la vid más propio de la canícula, lo que según algunos viticultores ha provocado un cernido irregular o incompleto, con reducción de volumen productivo, aunque la brotación fue excelente, sin incidencias y con buena muestra.
Así, en La Mancha toledana, el vocal del Consejo Regulador de la Denominación de Origen y presidente de Bodegas Latúe, de Villanueva de Alcardete (Toledo), José Luis Santiago, cree que el excesivo calor en la cierna ha motivado una reducción en las previsiones de cosecha de hasta un 10 por ciento.
Esta estimación coincide con la apreciación técnica de expertos en La Mancha conquense, donde también se ha visto afectado el cuajado de los racimos, ya que, en El Provencio, donde se han alcanzado en esta última semana máximas cercanas a los 41 grados la floración fue muy buena, pero la cierna no tanto.
Buen estado sanitario de la vid
En opinión de David Víllora, técnico de campo de Bodegas Campos Reales el viento solano fue determinante en los últimos días «para una planta que agradeció mucho las lluvias previas a la brotación», al tiempo que ha indicado que el aspecto de la masa foliar de la planta es muy bueno, «como si estuviéramos en julio pero sin aspecto de desecación todavía», ha dicho.
No obstante, aunque aún es pronto para determinar los ritmos de maduración y cantidades y proporciones graduales de cosecha, la Denominación de Origen ha apuntado que se constata, de manera generalizada, un buen estado sanitario de la vid en los viñedos de La Mancha, con predisposición natural para la ausencia de enfermedades fúngicas.
En este sentido, el director técnico en Bodegas Ayuso, de Villarrobledo (Albacete), José Jaime López-Lozano, ha indicado que el tratamiento que se pueda estar dando a las viñas es solo preventivo, ya que según ha apuntado «a día de hoy, no se han visto enfermedades de ningún tipo».
Este testimonio coincide con el del presidente de Vinícola de Tomelloso (Ciudad Real) y viticultor de Asaja, Fernando Villena, quien mantiene que aunque pudo haberse visto influida por las altas temperaturas en mayo, «en general, las condiciones han sido óptimas para la floración y el cuajado».
En parte, también ha podido influir un tramo inicial de la primavera con buenas precipitaciones en los meses de marzo y abril, que al menos, pudieron reponer las reservas hídricas de la planta tras un invierno seco.
La formación y cuajado de los racimos es ya visible en gran parte de los viñedos manchegos y, en condiciones normales, el envero, como estadio final, llegaría para finales del mes de julio, con una preparación de cara a la vendimia en las variedades más tempranas en las primeras semanas de agosto.
Sin embargo, estas fechas son difíciles de pronosticar tras el adelanto estival, con una respuesta de incertidumbre de la propia planta ante lo que resta de estación veraniega, y su capacidad de resistencia (especialmente el secano) si continúan este ritmo de temperaturas en los próximos meses, ha señalado la DO La Mancha.
FUENTE: ELESPANOL.COM