El Instituto Nacional de Vitivinicultura incorporó las variedades Saint Jeannet y Moscatel Rosado al conjunto de uvas autorizadas para elaborar vinos de calidad, Reserva y Gran Reserva.
El mapa varietal de los vinos argentinos sigue ampliándose. Con la publicación de la Resolución 22/2025, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) sumó dos nuevas cepas —Saint Jeannet y Moscatel Rosado— al listado oficial de uvas aptas para la producción de vinos de calidad.
La medida, difundida este jueves, actualiza el listado previsto en el Decreto N° 57/2004 e impacta directamente en la oferta de vinos varietales, así como en las categorías de Reserva y Gran Reserva que elaboran bodegas de todo el país.
Con esta incorporación, la nómina contempla un total de 58 variedades reconocidas por el organismo, distribuidas entre cepas tintas, blancas y rosadas. Entre ellas, figuran clásicos como Malbec, Cabernet Sauvignon y Chardonnay, junto con variedades menos extendidas que hoy encuentran nuevas oportunidades en el mercado, como Grüner Veltliner, Alvarinho o Fiano.
El nuevo listado queda conformado de la siguiente manera:
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Tintas: Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon, Syrah, Pinot Negro, Pinot Meunier, Tannat, Lambrusco Maestri, Barbera, Sangiovese, Bonarda, Tempranillo, Cinsault, Carignan, Petit Verdot, Cabernet Franc, Carmenère, Corvina Veronese, Rondinella, Ancellota, Croatina, Lambrusco Grasparossa, Casavecchia, Garnacha, Tinta Cao, Touriga Nacional y Criolla Chica.
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Rosadas: Gewurztraminer, Pinot Gris, Canari, Moscatel Rosado.
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Blancas: Chardonnay, Chenin, Sauvignon Blanc, Semillón, Sauvignonasse, Riesling, Torrontés Riojano, Ugni Blanc, Moscato Bianco, Pinot Blanco, Glera, Viognier, Pedro Giménez, Petit Manseng, Moscatel de Alejandría, Alvarinho, Grüner Veltliner, Fiano, Verdelho, Torrontés Sanjuanino, Saint Jeannet.
Además, la normativa aclara que los vinos elaborados con estas variedades —en sus versiones varietal, Reserva o Gran Reserva— quedarán exceptuados del requisito de grado alcohólico mínimo que establece anualmente el INV para cada zona productora. Dicho requisito sí se mantiene para vinos producidos con variedades no incluidas en la lista.
Con esta decisión, el INV acompaña la creciente búsqueda de diversidad y diferenciación dentro del vino argentino, abriendo la puerta a elaboraciones que reflejen nuevas identidades regionales y propuestas enológicas.