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Chile: por la sequía en la zona central, muchas bodegas empiezan a plantar viñas en el Sur

Muchas bodegas trasandinas, ya planean su expansión hacia la zona sur del país vecino ante la falta de agua que afecta a Los Andes centrales. Muchas ya plantaron y otras están buscando zonas aptas para hacerlo.

 

Las viñas chilenas están mirando al sur. Si bien -insisten en el sector- no están arrancando de la zona central, sí es una prevención ante la posibilidad de que se profundice la crisis hídrica y el cambio climático. Actualmente, reconocen que la situación es compleja; si bien la cosecha 2021 fue buena, lo que les da ciertas espaldas, si no llueve en agosto y septiembre, el riego se tornaría complejo: podría haber una reducción en la producción, reconocen. “La falta de agua es bastante severa y estamos muy preocupados. Si no hay alguna mejora, vamos a tener ciertos sectores de vitivinicultura que se van a regar poco o no se van a poder regar del todo, y eso va a implicar una reducción de la producción”, dicen en Vinos de Chile.

En California, por ejemplo, ya anunciaron que producirán 20% menos por la sequía; y en Francia aseguraron que la caída será histórica: entre 24% y 30%.

Si hace algunos años los viñedos llegaban hasta Chillán, hoy ya hay plantaciones en Los Ángeles, Mulchén, y en la zona de Osorno y sus alrededores. Según el último Catastro Vitivinícola Nacional desarrollado por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), existen 136.288 hectáreas de viñedos en el país. De ellas, el 48,9%-más de 66.000 hectáreas- está de la zona del Maule al sur. Si hace 10 años, la presencia, por ejemplo, de La Araucanía era escasa, con 17 hectáreas, hoy hay más de 84 hectáreas plantadas en la zona.

“La reducción de las precipitaciones y disponibilidad de agua está obligándonos a repensar todos nuestros procesos. La mirada de hoy es cómo mantener la productividad en el corto plazo, mientras hacemos las inversiones y diseños de viñedos y bodegas necesarios para enfrentar de mejor manera esta situación en el largo plazo”, reconoce el gerente de Vitivinicultura de Viña Santa Rita, Jaime de la Barra. “La mirada más a futuro tiene que ver con la diversificación del origen de nuestras uvas, es así como hemos estado trabajando en la búsqueda de nuevos viñedos en lugares específicos hacia el sur, ampliando el rango de condiciones ambientales donde cultivamos nuestras uvas”. La compañía, de hecho, acaba de adquirir 300 hectáreas en Cauquenes, en la Región del Maule, en lo que sería -según se detalla en los estados financieros-, el paño más austral que posea en operaciones. Antes de eso, el más al sur estaba en Talca.

“Moverse al sur tiene que ver con ampliar fronteras, aunque al final es lo correcto, ya que si es que esta sequía siguiera, tienes un camino avanzado con estos cambios de ubicación”, explica Montes. “Esto -aclara- no es pánico; no puede entenderse como un ‘vámonos al sur porque se murió la zona central’”.

El año pasado, Viñedos Emiliana realizó un ejercicio similar al de Santa Rita. A fines de 2020 sumó 291,20 hectáreas en el Maule, en una inversión de $ 2.300 millones.

Altas fuentes de la industria confidencian que hoy son varias las viñas que han sondeado terrenos justamente desde el Maule al sur.

Concha y Toro tiene ya 170 hectáreas plantadas en Biobío, pero que aún no entran en producción. En el Maule administran 3.369 hectáreas, siendo la zona donde más plantaciones tienen. Hoy, descartan buscar más paños en el sur. “Las zonas donde estamos presentes hoy son zonas privilegiadas en condiciones conjuntas”, enfatizan.

En VSPT Wine Group, en tanto, el viñedo más austral está también en la VII Región, con unas 1.170 hectáreas.

La búsqueda de nuevas superficies ha venido de la mano de la incorporación de variedades más resistentes a las altas temperaturas. Como ejemplo, Aurelio Montes habla de carignan y ganac, que han sido más resistentes a los calores de Francia, por ende, podrían andar bien con el cambio climático en Chile.

“Hemos incluido investigación de punta que nos permita avanzar hacia vides mejoradas que se vayan adaptando a estas condiciones que han llegado para quedarse”, confidencia la gerenta de Sustentabilidad de Viña Concha y Toro, Valentina Lira. “Mantener el corto plazo tiene que ver con decisiones particulares de inversión y eficiencia, además de vivir con el trade-off de algunas zonas donde hay que decidir qué producción se prioriza, ya que algunas estimaciones indican que las próximas vendimias serán sumamente desafiantes en cuando a la relación entre demanda del cultivo y disponibilidad hídrica”, complementan en la viña Santa Rita.

Hace siete años, la viña del grupo Claro desarrolló WiSe -derivado de las palabras Wine (vino) y Seed (semilla)-, destinado a generar una estrategia respecto a cómo se plantan los campos y con qué cepa, tomando en cuenta aspectos técnicos como la geología, geomorfología, el suelo, las exposiciones, la planta y el riego. Y comenzaron a replantar con vides más eficientes. En los últimos seis años han reconvertido 2 mil hectáreas, logrando una mejora de 20% en el uso del agua. A ello se sumó el desarrollo de proyectos piloto para mejorar la calidad del recurso. Hoy tienen iniciativas experimentales en Maipo y Limarí -donde se podrían escalar los proyectos- que han logrado mejorar la eficiencia del agua en 12%.

En 2014, Concha y Toro inauguró el Centro de Investigación e Innovación para promover el desarrollo tecnológico y el conocimiento en la industria vitivinícola. En ese marco, impulsaron un nuevo sistema de gestión integral de riego, usando tecnologías de micrometeorología y modelación de imágenes satelitales para la estimación extensiva y de bajo costo del consumo de agua, lo que les ha permitido reducir en 30% su consumo.

Hoy, el 100% de su sistema de riesgo es por goteo. “Nuestra meta está en lograr que nuestras vides obtengan la cantidad de agua necesaria para asegurar la calidad de nuestros vinos, pero considerando el principio de ‘cero desperdicio de agua’”, cuenta Valentina Lira. Agrega que para ello implementaron tecnologías satelitales que ayuden a mejorar la precisión y la oportunidad de riego.

En otras compañías, como Los Vascos, han invertido en la construcción de tranques acumuladores de agua y en pozos por 363 litros por segundo. La compañía cuenta, además, con derechos de agua por 754 litros por segundo.

Aurelio Montes se muestra optimista. Proyecta que agosto y septiembre entregarán las precipitaciones necesarias para contener la producción. “Estamos atentos, esperamos que la situación mejore y si no, hay herramientas para hacerle frente y, probablemente aquellos que no tengan buena tecnificación, lo pasarán peor”.

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