En el total de la superficie implantada con uvas para vinificar en el país, esta variedad es la segunda más difundida después del tradicional Malbec. La evolución de una cepa con comportamiento dispar que crece en el mercado externo y baja en el interno.
De las 211.099 hectáreas cultivadas en todo el país, las 22 principales variedades representan el 90,4 % del total. En uvas tintas se destacan Malbec (22%), con 46.366 hectáreas, seguido por Bonarda(8,4%), con 17 712 hectáreas y Cabernet Sauvignon (6,5%), con 13.801 hectáreas. Entre las más cultivadas, se encuentran las uvas Cereza con 25 451 hectáreas pero las mismas se utilizan para vinos genéricos y mosto.
Son datos de Observatorio Vitivinícola Argentino que pertenece a Coviar. Más de las tres cuartas partes del vino que se consume en Argentina es tinto por lo que, aunque los blancos vienen en alza, la apuesta fuerte es por las tintas y de allí la importancia dada a la diversificación.
Dentro del liderazgo indiscutido del Malbec, el Bonarda es la segunda cepa tinta que se cultiva en Mendoza y que parte del sector pretende posicionar, aunque ha tenido un comportamiento dispar en los últimos diez años en lo que respecta a superficie y ventas en el mercado interno y externo.
Según un informe realizado por el Observatorio Vitivinícola, Mendoza concentra 83,7% del total de hectáreas cultivadas con Bonarda; le sigue San Juan con 12% y La Rioja con 3,3% de la superficie vitivinícola argentina.
Se trata de una variedad de la que se obtienen vinos de alta calidad, debido al cuidado dado a la uva, pero que en líneas generales y por el momento, se encuentra a mitad de camino con la calidad que tiene el Malbec.
“Es una variedad con potencial y en algunos segmentos tiene la posibilidad de destacarse”, sostuvo Daniel Rada, del Observatorio Vitivinícola. Desde su punto de vista, la diversificación de variedades siempre es buena, debido a que pueden abrirse nuevos mercados.
Comportamiento dispar
La cosecha de Bonarda en 2021 fue de 2,13 millones de quintales, con un rendimiento de 121 quintales por hectárea. El dato habla de una disminución del 20% del volumen cosechado con respecto a 2011. Sin embargo, el rendimiento de quintales por hectárea, en los 11 años analizados, creció 3,1 %.
Según el informe del Observatorio, en el mercado local hay unas 130 etiquetas que ofrecen la variedad –que se vende de manera preponderante en botella- pero esto no ha significado una mejora en el consumo interno de los últimos once años, sino más bien una disminución del 48% en las cantidades compradas.
“La participación en litros frente al resto de los vinos argentinos es del 2%. No obstante, si se lo compara sólo con varietales, el Bonarda concentra el 7% del total de los despachos al mercado interno”, especificó el informe.
Por último, la variedad pareciera haber tenido mejor suerte en el mercado externo. Es que en los últimos once años, con 5,3 millones de litros exportados, el Observatorio ha registrado un crecimiento de 31% en los volúmenes, mientras que los dólares que ingresaron en 2021 por esas ventas fueron más de 9,3 millones, lo que representó un aumento del 2% en el período comparado.
Los mayores ingresos por exportación de Bonarda llegaron desde Irlanda, país que concentró más del 15% de las exportaciones argentinas por valor de este varietal. Le siguieron Brasil, Estados Unidos y Canadá. En cuanto a volumen, este último lideró el ranking en 2021 con más de 1 millón de litros adquiridos.
FUENTE: MDZOL.COM
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