Agricultores del sector vitivinícola madrileño han adelantado la vendimia a finales de agosto y principios de septiembre a causa de las altas temperaturas y de la sequía, y han alertado del peligro que corren las cosechas del año que viene.
«Nosotros trabajamos el albillo real (un tipo de uva), que es una variedad muy castiza, también temprana. Antes se recogía en la tercera semana de agosto pero este año la hemos empezado a coger hoy», ha indicado este sábado a Europa Press la viticultora Isabel Galindo, del municipio de San Martín de Valdeiglesias.
Galindo ha afirmado que la planta que da la uva se encuentra ahora mismo «muy estresada» a causa del clima y de las olas de calor porque se está registrando un verano «que se ha comido la primavera». Esta situación ha significado el adelantamiento del ciclo de la viña y, por tanto, su recogida.
También ha subrayado que el adelanto de la cosecha «no es lo que más preocupa» sino la planta porque le queda todavía «mucho recorrido» hasta que acabe el ciclo y eso va a provocar, según asegura, que peligre «mucho más» la cosecha del año que viene.
PÉRDIDA DE KILOS DE COSECHA PARA GRANJEROS Y BODEGUEROS
Andrés Pérez, de Asaja Madrid, ha incidido en que todavía no está confirmado pero que «se rumorea» este adelanto y que las principales razones son la temperatura y la actual sequía.
Para Pérez, que la uva madure antes de tiempo y que se adelante la vendimia supone principalmente un problema para la planta «porque no lleva un ciclo normal», lo que repercutirá en la cosecha del año que viene.
Recoger la cosecha antes de tiempo va a hacer que sea más pequeña «porque no ha engordado» y una perdida de kilos, aunque no se reduzca la calidad. «Se van a perder kilos para agricultores y bodegueros», ha reconocido. Y ha alertado de que el olivar también se adelantará seguramente debido a la sequía, porque no tiene suficiente agua.
UN 90% MENOS DE PRODUCCIÓN DE ACEITUNAS
Uno de los viticultores de la Comarca de Navalcarnero, Federico Benítez, ha trasladado que además del problema con la viña, la constante temperatura alta y los golpes de calor han acabado con «el 90 por ciento de la producción de aceitunas». Se debe a que la oliva en julio hace la floración y necesita una temperatura media, situación que no se ha dado este verano.
A este problema se le suma el adelantamiento de la vendimia, donde Benítez ha reconocido que también tendrá que recoger las uvas antes, en vez de a mediados de septiembre. Esto se traducirá en que se perderá «mucho peso» del producto.
«Al no tener jugo, porque esta medio madurada, lo que necesita es humedad y no ha llovido. Esto va a suponer pérdidas al coger menos kilos porque la uva va a tener menos tamaño y vamos a percibir menos dinero», ha lamentado.
Al igual que sus compañeros viticultores, su principal preocupación se centra en la planta de cara a la cosecha que viene. «La planta se va a resistir mucho y no va a producir. Esperemos que el invierno venga lluvioso porque como venga seco… A la vista está que está perdiendo la hoja, le está afectando mucho el estrés a la planta», ha subrayado.
DEL TAMAÑO DE UN GARBANZO AL DE UN GUISANTE
Según detalla Benítez, la uva va a mermar muchos kilos y, en vez de tener el tamaño de «un garbanzo castellano», este año va a quedarse «como un guisante», lo que afectará negativamente a la producción de vino.
A estos problemas se le suma el de los conejos, que se comen las plantas de la uva y les hace perder gran parte de la cosecha. «He tenido que alambrar porque hay una reserva de estos animales impresionante», ha concluido.
FUENTE: GENTEDIGITAL.ES