La industria vitivinícola es una de las industrias más nobles que existen. El trabajo de la tierra, la producción industrial, la comercialización, etc. generan miles de puestos de trabajo empleando a miles de personas; aunque no están exentos de las dificultades propias con las que un viticultor y/o un bodeguero puede encontrarse en el camino. A continuación dejamos una nota de LANACION.COM.AR donde el autor Pablo Mannino analiza las dificultades típicas que enfrenta esta actividad.
« La industria vitivinícola cruza los dedos para sortear este año una cosecha “baja”, en medio de un escenario de incertidumbre de cara al futuro. La preocupación no solo tiene que ver con la limitada cantidad de uva de esta temporada y las persistentes lluvias, que aceleran el proceso para evitar un impacto negativo en la calidad, sino que continúan los problemas salariales de los trabajadores de la viña y de escasa rentabilidad para los productores, lo que lleva a abandonar fincas y a una mayor concentración del negocio.
Aunque la vendimia 2021 ya se encuentra encaminada, superando la mitad del proceso en todo el país, y con una proyección similar a la del año pasado, cercana a los 20 millones de quintales, se presenta una serie de inconvenientes que generan inquietud hacia adelante.
Lizana remarca “la incertidumbre que tienen muchos obreros que tienen planes sociales, respecto a su interrupción si se trabaja en blanco”. En este sentido, hay una puja de los trabajadores por los magros salarios, que en promedio se ubican por debajo de los 30.000 pesos, lo que lleva a nuevos reclamos y medidas de fuerza, como ocurrió a fines de marzo, con el bloqueo de “trabajadores autoconvocados” en el ingreso de varias bodegas, en algunos casos vinculados a la Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas de Argentina (Foeva).
También las manifestaciones ilegales en forma de piquete en los accesos a los establecimientos incluyeron amenazas verbales, daños a vehículos, lanzamientos de piedras y botellas contra las instalaciones, según denunciaron los empresarios del sector. Finalmente, desde el Ministerio de Trabajo de la Nación a comienzos de mes se dictó la conciliación obligatoria, pero el reclamo sigue vigente.
Desde las entidades madre de la industria, como Bodegas de Argentinas y la Corporación Vitivinícola Argentina, ambas en pugna, se muestran preocupadas por las “tensiones” sectoriales, y apuestan a una solución en el corto plazo de los conflictos. Mientras los trabajadores exigen un 100% de incremento, la patronal busca otorgar una suba del 30% escalonada en cuatro tramos, más un adicional no remunerativo.
“Siempre ha sido y es voluntad del sector negociar en buenos términos, cumpliendo con la ley, de buena fe y en paz social para lograr un acuerdo salarial conveniente para los trabajadores y posible de afrontar por las empresas. El hecho que el paro dispuesto por Foeva no haya tenido el acatamiento y la repercusión esperados, no los habilita a alentar o hacer la vista gorda de métodos ilegales que ponen en riesgo la integridad de las personas y de los bienes ajenos”, indicaron desde Bodegas de Argentina.
“Tampoco los exime de responsabilidad que ahora argumenten que esos hechos han sido provocados por grupos “autoconvocados” ajenos a su conducción. Por ello, apelando a su responsabilidad, exhortamos a los manifestantes y las autoridades de Foeva que ejercen la violencia como expresión errada a desistir de esas actitudes, evitando el peligro y perjuicio que vienen ocasionando al sector y a la comunidad en general”, sostuvieron desde la entidad en un comunicado.
Bajo este complejo contexto de tensión y puja salarial, desde la Coviar se limitaron a dar su visión sobre el avance de la vendimia 2021. “La cosecha está en marcha, es una cosecha por debajo del promedio. No es ni mala ni muy abundante”, indicaron.
“Ya pasamos la mitad de la cosecha de todo el país. Hubo un adelanto en esta temporada, y tenemos una buena calidad de las uvas. La estimación es que será una cosecha baja, baja, similar al año pasado. En cuanto a la mano de obra tenemos los problemas de cada año. Sí vemos algunos inconvenientes con las lluvias, que a veces retrasan la cosecha. En general tenemos condiciones normales de calidad y logística”, indicó a LA NACION Martín Hinojosa, presidente del Instituto Nacional de la Vitivinicultura (INV), quien pone el acento en cómo se dará la recomposición de los stocks vínicos. “Va a depender de cómo se desarrolle la comercialización”, completó el funcionario nacional.
Daniel Rodríguez es un histórico viñatero del sur mendocino que muestra su preocupación por el desarrollo de la industria. “Hoy los productores, estén integrados o no, se encuentran en un escenario que quizás no han vivido antes. Los precios de la uva y el vino, venían en caída libre durante los últimos tres años aproximadamente, ahora se han empezado a recuperar pero todavía no alcanzan un nivel rentable. Esta debacle en los mismos, ocasionó que los viñedos no hayan tenido la atención y cuidados que requieren, con las consecuencias de baja productividad y en muchos casos, el abandono de la finca”, explicó el productor sobre las consecuencias de la falta de rentabilidad.
Para Rodríguez, la cosecha actual viene “muy interrumpida”, con mermas cercanas al 40% y con problemas para obtener mano de obra. “Nos cuesta conseguir gente para cosechar, además hay mucha intermitencia por las lluvias. Además, hay productores que tienen variedades como Malbec, con quienes no se ha cumplido, por parte de las bodegas, con los Precios Referenciales, que se habían acordado con el gobierno provincial y algunas entidades de productores”, añadió el viñatero.
Eduardo Sánchez es otro productor vitivinícola. Su actividad la desarrolla en la vecina provincia de San Juan. En diálogo con LA NACION, señaló que la cosecha 2021 se encuentra al 80% y será “baja”, prácticamente la misma cantidad que el año anterior. “Todos los años se abandonan parrales, se generan muy pocos parrales nuevos. Se quedan productores en el camino. Este año se recompuso el valor de la uva, pero hemos tenido problemas de lluvia y la falta de mano de obra, principalmente por los planes sociales. El panorama es de incertidumbre porque el país está así: no sabemos qué pasará con el consumo y con las exportaciones”, graficó el viñatero sanjuanino.
El seguro agrícola
El seguro agrícola se ha convertido en un “alivio” temporal para la subsistencia de los productores vitivinícolas frente al golpe de las inclemencias del tiempo. Por eso, durante el año se mantienen expectantes para cobrar las compensaciones. Así, el último día de marzo comenzó el calendario de pagos compensatorios de la temporada 2020-2021. Según indicaron desde el Ministerio de Economía provincial, el primer desembolso abarca a los adheridos de menos de 20 hectáreas que tuvieron daños por helada o granizo iguales o mayores al 90%, entre el 1 de setiembre de 2020 y el 15 de enero de 2021.
La Dirección de Contingencias Climáticas habilitó un registro digital de cuentas bancarias que permitirá liquidar las compensaciones sin necesidad de trámites presenciales. La cifra del total de los pagos asciende a $28.241.330. De los 391 productores que recibirán la indemnización, 166 tienen propiedades en General Alvear, 171 en San Rafael, 25 en Santa Rosa y los restantes en Guaymallén, Junín, Las Heras, Lavalle, Luján de Cuyo, Rivadavia, San Martín y Tunuyán. El desembolso se ajusta a lo establecido en el reglamento de condiciones del Seguro Agrícola, dijeron en el Ejecutivo local. “En el caso de daños iguales o mayores al 90% que se hubieran producido hasta el 15 de enero de 2021 inclusive, el pago de la indemnización podrá realizarse la última semana de marzo de 2021”, explicaron.«