La sequía sigue golpeando a España, dejando a varias regiones vitivinícolas con cosechas mínimas, aunque Castilla-La Mancha y Extremadura destacan con una producción estable. Comparado con Argentina, España casi triplica su volumen, subrayando su posición clave en el panorama vitivinícola global.
El calor y la sequía han impactado nuevamente en las viñas de la zona oriental de España, reduciendo significativamente la cosecha. No obstante, Castilla-La Mancha y Extremadura lograron una producción moderada que ayudará a compensar las pérdidas en otras áreas. Sin embargo, y pese a las dificultades del clima, España logró producir más de 3.700 millones de litros de vino y mosto durante la presente campaña, convirtiéndose en el principal productor a nivel mundial.
Para graficar la envergadura de estos números, podemos compararlo con países tradicionalmente vitivinícolas como el caso de Argentina, que este año logró incrementar su producción en un 23%, alcanzando los 1.425 millones de litros de vino y mosto en su última campaña. Este volumen, aunque significativo, representa menos de un tercio de la producción española, evidenciando la magnitud de la vitivinicultura de España frente a la argentina y su importancia en el mercado global. Esta diferencia subraya el impacto y el alcance de las distintas regiones vitivinícolas de España, incluso en un año de adversidades climáticas, frente a un país de gran tradición vinícola como Argentina.
Datos región por región
En Castilla-La Mancha, el calor y el clima seco redujeron la incidencia de enfermedades, manteniendo la uva en buen estado hasta el final de la vendimia. Las cooperativas agroalimentarias prevén un aumento de casi 6 millones de hectolitros de vino y mosto respecto al año anterior, alcanzando un total de 5 millones de hectolitros de mosto, lo cual contribuirá a estabilizar el mercado
Por su parte, Extremadura muestra un buen estado vegetativo, con una cosecha estimada en 3 millones de hectolitros gracias a lluvias que permitieron la recuperación parcial de las viñas, aunque todavía insuficiente para paliar los efectos de la sequía de años anteriores. Pese a la mejora, problemas como la presencia de mosquito verde afectarán la variedad pardina.
En otras zonas como La Rioja y Navarra, las lluvias de septiembre y los cambios de temperatura complicaron la campaña, generando cosechas cortas. En Valencia, donde la lluvia fue escasa, se anticipa una vendimia similar a la del año pasado, con un ligero incremento en Utiel Requena y una disminución en la DO Valencia.
Andalucía presenta un panorama positivo en cuanto a la sanidad de la viña, con Huelva y Málaga manteniendo una cosecha similar y Jerez y Córdoba superando los resultados de la campaña anterior. Sin embargo, Aragón experimenta una reducción de casi el 15% en la producción habitual debido a problemas de cuajado, sequía y granizo en primavera.
En Galicia, se estima una producción ligeramente inferior al año pasado, aunque las condiciones climáticas permitieron una maduración óptima en agosto. Rías Baixas y Valdeorras presentan una cosecha menor, mientras que otras subzonas como Ribeiro y Ribeira Sacra muestran cifras estables.
Finalmente, Murcia reporta una situación crítica, con viñedos de seco afectados por la falta de lluvias, lo cual ha llevado a la pérdida de viñedos en Jumilla, Yecla y Bullas. Sin alternativas de cultivo, algunas áreas avanzan hacia la desertificación.
Esta vendimia exponen las grandes diferencias en el impacto climático dentro de España y, en comparación con la producción argentina, destaca el papel de España como líder en volumen dentro del sector vitivinícola global, adaptándose año tras año a los desafíos de un clima cada vez más. extremo.
