Los últimos datos del INV mostraron una disminución en el mes de febrero. ¿Cuánto más puede disminuir el negocio en Argentina?
Cuarto mes consecutivo de caída de los despachos de vinos en el mercado interno y hay preocupación. Es que la vitivinicultura se está enfrentando a un año con alza en los costos, un acuerdo de precios con el gobierno nacional que no le permite subir más de 3,2% los productos que coloca en supermercados y pérdida del poder adquisitivo de los salarios. Eso se está traduciendo en un negocio cada vez más chico.
La cosecha está casi finalizando y al último parte del INV (26/3) marcaba un total recolectado de 12,1 millones de quintales, más de tres millones de quintales por debajo de lo pronosticado. En tanto, el mercado doméstico, donde se vende el 75% de los vinos producidos por Argentina, desde noviembre de 2022, se ha observado una tendencia a la baja que ha ido empeorando en los meses siguientes. En el mes 11 de 2022, la disminución en comparación con el mismo período del año anterior fue del 15,9%, mientras que en diciembre la caída se acentuó aún más, alcanzando un 23,4%. En enero, la cifra disminuyó en un 4,3%, y el último dato disponible, correspondiente a febrero, muestra una disminución del 13,7%.
La baja en la comercialización de vinos en el mercado interno en febrero de 2023 es algo que ya se veía venir en la industria. Luego de conocer las cifras provisorias del INV, Patricia Ortíz, presidenta de Bodegas de Argentina (BdA), comentó que se trata de una caída que esperaban, aunque reconoció que la cifra es mayor.
Esta aceleración en la merma de la demanda de vino por parte de los argentinos, Ortíz la relacionó directamente con el contexto económico del país: “Durante los años de pandemia tuvimos crecimiento, por lo que es un periodo que tenemos que poner entre paréntesis. Ahora seguimos en la caída que ya se veía hasta 2019. Pero la curva descendente ahora está acelerada por las condiciones económicas que estamos atravesando”, dijo en diálogo con Los Andes.
La representante de BdA identificó dos causas importantes del saldo negativo que ha dejado el mercado interno: “Por un lado, el tema de Precios Justos hace que muchos de los productos y segmentos se dejen de comercializar porque genera un margen de ganancia negativo. Por otro lado, el bolsillo del consumidor está flaco y cuando hay que reducir gastos, el vino es uno de lo primero que se restringe. Sí hemos visto que los vinos de alta gama se siguen consumiendo, pero lo que hoy está cayendo más es el volumen”, argumentó Ortíz.
Desde su perspectiva, el 2023 es un año que va a ser muy difícil si no cambia la cuestión macroeconómica. Entre los factores que podrían llegar a torcer la situación mencionó el esperado dólar ‘malbec’, ya que eso ayudaría a compensar con la exportación la merma en los ingresos que representa el mercado interno.
Cabe recordar que durante la Vendimia, el ministro de Economía, Sergio Massa, prometió un dólar diferencial para la vitivinicultura que se pondría en marcha el 1 de abril. Sin embargo, el jueves pasado, desde Estados Unidos, anunció un “dólar agro” que se implementaría a partir del próximo lunes para todas las economías regionales. Aunque se espera su implementación, que tendría una duración de tan solo 90 días, esta ventana de tiempo se considera corta según explican los exportadores.
“No va a ser el 1 de abril como habían prometido, pero tenemos confianza en que la semana que viene algo va a salir. Es corto el periodo de 90 días, porque no somos una industria que vende, sino que nos compran. Pero eso podría ayudar, aunque no es una solución, solo un parche para darle un poco de aire a la industria y todo lo que venga lo aceptamos”, expresó Ortiz.
VITIVINICULTURA: COSTOS EN ALZA, VENTAS EN BAJA
No solo en el mercado interno hay una baja, sino que también se está reflejando en las exportaciones. En el primer bimestre del año, los envíos al exterior acumulan una baja del 23,7%, desglosado registran una caída del 15,8% en el fraccionado y del 41,7% en el granel.
Fuentes de una empresa grande del sector aseguraron a Los Andes que la situación “es complicada por millones de cosas”. En este sentido, explicaron que la principal complicación es “que no hay plata en la calle” y que el país está comenzando a transitar una “estanflación”, es decir, la combinación de recesión económica y aceleración financiera. “El consumo se está empezando a retraer y el vino, desgraciadamente, no es un producto de primera necesidad en las familias”, explicaron.
Desde su perspectiva, para la vitivinicultura se avecina un año en el que puede darse “la tormenta perfecta” por varios factores: una cosecha “corta”, aumento diario de los costos de producción, baja del poder adquisitivo de la gente y retracción del consumo. “Es una bomba que está latente”, confesó la fuente.
Sin embargo, ya no solo acecha el fantasma de la importación de vinos, sino que también se cree que este año para lograr mejorar la rentabilidad de las empresas, que está ajustada por la suba de costos y la imposibilidad de trasladarla al consumidor, se den otros movimientos. Algunos reportes privados prevén un aumento de las exportaciones de vinos a granel para embotellarse en los mercados de destino, con la consiguiente pérdida de valor agregado en Argentina.
FUENTE: LOSANDES.COM.AR
1 Comentario
Caen por cuarto mes consecutivo por producción y económicamente, y sin embargo durante la Plandemia encerrados y con un Ejecutivo que te amenazaba con ir a buscarte a tu casa fué su mejor época(???!!!). Procuraré seriamente no consumir vinos argentinos porque quiénes los producen solo les importa su propio bienestar, y en detrimento seguramente de sus propios trabajadores que deben trabajar reducidos a la esclavitud.