La baja sostenida en las ventas internas y el incremento de costos ponen en jaque a pequeños y medianos productores de uva en Mendoza y la región.
La industria vitivinícola de Cuyo enfrenta un escenario crítico. El desplome de las ventas en el mercado interno, sumado a una creciente presión fiscal, golpea con fuerza a los pequeños y medianos productores, especialmente en Mendoza, la principal provincia productora del país.
La reducción del consumo responde, en gran parte, al deterioro del poder adquisitivo de la población. A diferencia de alimentos considerados esenciales como la carne o la leche, el vino ha sufrido una caída más pronunciada en la demanda. Según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), el consumo per cápita en Argentina alcanzó los 12 litros en los primeros nueve meses de 2024, lo que representa una baja del 1,9% en comparación con el mismo período de 2023. Las proyecciones para 2025 anticipan una contracción aún mayor, en línea con el bajo nivel de ventas registrado en lo que va del año.
Pero el problema no se limita al consumo. Las pymes agroindustriales atraviesan una situación delicada debido a una estructura impositiva que se torna cada vez más difícil de sostener. A esto se suma el encarecimiento de los costos operativos, entre ellos las tarifas y los insumos dolarizados. Muchos productores trabajan con márgenes de rentabilidad nulos o negativos, lo que debilita los eslabones más frágiles de la cadena y profundiza la crisis estructural del sector.
En este contexto, la apertura a importaciones se convierte en una amenaza adicional. La referencia de precios determinada por la entrada de vinos extranjeros —principalmente chilenos— deja en desventaja a los productores locales. Estos productos ingresan al mercado con valores por debajo del costo de elaboración nacional, incluso en el propio territorio mendocino.
El sector vitivinícola enfrenta así un desafío profundo, donde sostener el entramado productivo depende cada vez más de medidas urgentes que contemplen la realidad de quienes sostienen la actividad desde la base.
FUENTE: WWW.AMBITO.COM
3 Comentarios
Las bodegas ajustan hacía abajo en el único insumo que pueden controlar: el precio de la uva. El productor electrodependiente en la lona. El que puede se reconvierte; él que no abandona!! En un par de décadas los viñedos serán cosas del pasado.
Está muy complicado con las medidas que tomo el gobierno nacional, para que las bodegas pequeñas, medianas y porque no algunas grandes. Se abrió las importaciones, sin darse cuenta que aquí los costos por tarifas subieron bastante, y también gran carga impositiva. Hasta que no se bancarice el sistema de pagos, será imposible bajar los impuestos por la alta evasión. Incluso esto evitaría los gastos sin control de las Legislaturas y la política, lo que haria bajar los gastos provinciales y nacionales, y así se podrían bajar los impuestos. Es muy difícil competir con importaciones y también exportar, si no se tienen costos razonables.!!!!
Las bodegas tendrían que inundar el mercado, especialmente vinotecas con sus productos, que el stock este en la calle y ir facturando a medida que le entren los pagos, de esta forma iríamos todos para adelante, hasta se podría ajustar los precios del stock no vendido, para que nadie pierda pero si nos siguen vendiendo a los chicos de contado o a 30 días van a volver a ganar las grandes bodegas con sus acciones