La crisis económica argentina con la inflación como bases está haciendo mella en todos los ámbitos económicos y el vino no es la excepción.
En el comienzo del 2023, las ventas al mercado interno de vino van en picada y las exportaciones también. Y si se hace un comparativo de precios, en 2022 los aumentos no alcanzaron a equiparar la trepada inflacionaria y terminaron 10 puntos por debajo.
Tanto productores como fraccionadores siguen con atención y preocupación la situación actual esperando ver una luz al final de un túnel que por ahora es más que sombrío.
LAS VENTAS AL MERCADO INTERNO EN CAÍDA
Según la información de Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), los despachos de vino al mercado interno cayeron poco más del 6% en abril en comparación con el mismo mes del año pasado y la retracción es aún más pronunciada cuando se analiza el primer cuatrimestre del 2023 frente al periodo enero abril del 2022.
Los que más sufrieron la mayor caída en la comercialización fueron las botellas con un descenso del 18,8%. Dentro de los vinos embotellados el que más padeció la falta de poder adquisitivo fue el espumoso con despachos que se retrajeron un 30,9%.
En líneas generales, durante abril la caída en las ventas podría haber sido mayor si no fuese por el repunte que tuvo el tetra brik que subió un 16,7% en comparación al mismo mes de 2022.
Mientras que entre enero y abril de 2022 se comercializaron 2.508.353 de hectolitros, los cuatro primeros meses del 2023 cerraron con una venta de 2.217.414 hl.
En este caso, tanto el vino embotellado, que representa el 58,2% del total de ventas, y el tetra brik, con una participación del 37,4%, sufrieron la misma suerte.
EL VINO PERDIÓ CONTRA LA INFLACIÓN
La inflación no tuvo compasión para nadie, ni nada, y el vino también fue una de sus víctimas.
Según un relevamiento realizado por la consultora Scentia y analizadas por el Observatorio Vitivinícola Argentino (OVA) los aumentos en el precio del vino no alcanzaron a equilibrar al índice inflacionario en ese periodo y quedó 10 puntos por debajo.
Las ventas realizadas en supermercados, hipermercados y autoservicios relevadas por la consultora dieron como resultado que el precio promedio por litro de vino en 2022 fue de $576,6 lo que implicó un incremento del 83,3% contra los $314,6 por litro, promedio, que se vendió el vino a lo largo del 2021.
La suba de precio promedio del vino (+83,3%) en todo el año pasado quedó por debajo de la inflación, que fue del 94,8% en todo el 2022.
En el análisis de precios por envases en el mercado interno, entre 2021 y 2022 los mayores aumentos de precio por litro de vino vendido los tuvo el bag in box que subió 156,2%. El valor del vino en damajuana se acrecentó el 108,2%, la botella creció el 87,4%, la lata el 81% y por último el precio del vino en envase multilaminado o tetra brik aumentó el 79,3% en ese período.
En el estudio llevado adelante por Scentia también se reflejó que, en las ventas totales por volumen, el liderazgo indiscutido continúa siendo de la botella que concentró el 75,8% de la comercialización durante 2022. Así mismo, perdió un 2,4% de participación en la comercialización comparación con respecto al 2021 cuando concentraba el 78,2% del mercado.
El espacio que perdió la botella en el comparativo 2021/2022 lo ganó el tetra brik que pasó de representar el 21,1% de las ventas totales de vino en volumen en los supermercados y autoservicio al 23,6% en 2022.
Al realizar el análisis por color de los vinos vendidos en el mercado interno durante el año pasado, los tintos tuvieron un precio promedio por litro de $561,6, lo que marcó una suba del 83,2% en comparación con los $306,5 por litro de 2021.
En el caso de los vinos blancos obtuvieron un precio promedio de $459,4 por litro en 2022, un 82,6% contra los $251,6 de 2021. Si se trata de los rosados, los precios subieron el 64,3% al pasar de $276 por litro vendido en promedio durante 2021 a $453,5 en 2022.
El vino tinto continúa siendo el preferido por los argentinos. Las ventas en supermercados y autoservicios del país están dominadas por el tinto que concentró el 73,6% del volumen total comercializado en 2022 mientras que en 2021 tenía el 73,1% del mercado.
El blanco disminuyó levemente y en 2022 acaparó el 17,8% de las ventas, cuando un año antes tenía el 18,7%. Por último, quedó el rosado y, con una muy leve alza, representó el 2,5% del volumen comercializado en 2022, frente al 2% del 2021.
MENOR SUPERFICIE
Un informe del INV reveló que está disminuyendo la superficie cultivada en las principales provincias vitivinícolas del país y los viñedos se están concentrando en menos manos.
De acuerdo al relevamiento del INV la superficie de vid de la República Argentina registrada al 31 de diciembre de 2022 alcanza las 207.047 hectáreas (ha) distribuidas en 23.090 viñedos.
De las 19 provincias en las cuales hay cultivos de vid, el 99,4% de la superficie cultivada está concentrada en siete jurisdicciones en las que Mendoza encabeza la lista con el 71,2% del total. Le sigue San Juan con el 19,9% de los viñedos, 3,6% en La Rioja, 1,8% en Salta, 1,3% en Catamarca, 0,9% Neuquén y 0,7% Río Negro.
El 0,6% restante se distribuye en 12 provincias: La Pampa, Córdoba, Buenos Aires, Tucumán, San Luis, Chubut, Jujuy, Entre Ríos, Misiones, Santiago del Estero, Santa Fe y Santa Cruz.
Entre 2021 y 2022 la reducción de la superficie cultivada en el país llegó a 4.051 hectáreas e implicó la salida de 188 viñedos en total.
En cambio, al comparar los datos de los último 12 años, entre 2010 y 2022 la pérdida de cultivos asciende a 10.703 ha lo que implica una merma del 4,9%.
Esta tendencia también refleja que las propiedades que continúan en producción son cada vez menos, pero a su vez más grandes en dimensión.
El tamaño medio de un viñedo en 1990 era de 5,8 ha, en 2000 subió a 8 ha, fue de 8,8 ha en 2010 y el año pasado trepó a 9 ha en promedio por viñedo.
Respecto al 2010, año en el que se realizó el último censo de viñedos, disminuyó la superficie en tres de las siete provincias más cultivadas: Mendoza, San Juan y Río Negro. No obstante, creció en Salta, La Rioja, Catamarca y Neuquén.
EL CASO DE CUYO
La región de Cuyo, la que mayor cantidad de hectáreas concentra, es la que más ha perdido en este periodo.
La superficie de vid de Mendoza contabilizada al 31 de diciembre de 2022 unas 147.379 hectáreas distribuidas en 15.084 viñedos. Hay 1.616 hectáreas menos en el comparativo con 2021 y 6.836 ha menos que en 2010.
Los viñedos disminuyeron en 87 respecto al año anterior y desde 2010 se perdieron 1.277. La tendencia indica que las propiedades son cada vez más grandes.
El tamaño medio del viñedo en 1990 era de 7,3 ha, en el 2000 de 8,8 ha, subió en 2010 de 9,4 ha y en 2022 se ubicó en 9,8 ha.
El departamento de Mendoza con mayor superficie cultivada es San Martín, que concentra el 18,2% del total. Le siguen en importancia, Luján de Cuyo (10,4%), Rivadavia (9,7%), Lavalle (8,7%), San Rafael (8,5%), Junín (7,5%) y Maipú (7,4%).
A pesar de que la superficie total ha disminuido en 6.836 ha desde 2010, hay cuatro departamentos en los que se registra un incremento en las hectáreas con vid. Luján de Cuyo sumó 1.806 ha de viñedos mientras que los departamentos del Valle de Uco acrecentaron la superficie. En el caso de Tunuyán creció en 1.999 ha, Tupungato 1.731 ha y San Carlos tiene 1.397 ha más.
En el otro extremo se ubica San Martín en donde disminuyó la cantidad de hectáreas cultivadas en 3.622, Maipú perdió 2.535 ha, San Rafael 1.833 ha y Rivadavia 1.556ha.
Mendoza es la provincia que registra la mayor superficie cultivada de vid del país (71,2%). Especialmente se cultivan variedades aptas para elaboración de vinos y mostos. Este grupo de uvas ocupa el 98,5% del total de la superficie, mientras que el 1,4% corresponde a uvas aptas para consumo en fresco o pasas.
La aptitud de las uvas cultivadas en Mendoza no ha variado a lo largo de los años. Desde 1990 la participación de las variedades aptas para elaboración se sitúa por encima del 98,3% del total cultivado. Desde el 2010, las variedades aptas para elaboración disminuyeron 6.389 ha (-4,2%) y las uvas aptas para consumo en fresco o pasas mermaron 154 ha (-7,0%).
La reconversión varietal en la provincia va de la mano del aumento de variedades tintas aptas para elaboración al tiempo que disminuyeron las rosadas y blancas.
Por el lado de San Juan, que concentra el 20% de los cultivos vitícolas del país, la caída entre 2021 y 2022 fue de 5,3%, con un total de 41.279 ha. Pero si nos remontamos a 2010, la disminución llega a ser de 12,6%, la más alta de todas las provincias productoras.
Entre 2010 y 2022, la vecina provincia registró un incremento de las variedades para consumo y/o pasas, que creció del 27% al 29% sobre el total, y disminuyeron las blancas, con una caída del 22% al 18%. En tanto, las tintas y las rosadas crecieron un punto porcentual en su participación sobre el total, llegando al 26% y al 27%, respectivamente.
FUENTE: LOSANDES.COM.AR