Un estudio de la Universidad de Fudan en Shanghái, China, identificó 56 factores modificables asociados al paro cardíaco súbito, muchos de ellos ligados al estilo de vida, el entorno y el nivel socioeconómico.
El paro cardíaco súbito (SCA, por sus siglas en inglés) continúa siendo una de las principales causas de muerte a nivel global. Su aparición repentina y su alta tasa de mortalidad lo convierten en un problema de salud pública de enorme impacto. A pesar de los avances médicos en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, la prevención del SCA sigue siendo un desafío pendiente.
Un reciente estudio de la Universidad de Fudan (Shanghái, China), publicado en la revista Canadian Journal of Cardiology, aporta una perspectiva innovadora: hasta un 63% de los casos de paro cardíaco súbito podrían prevenirse mediante la modificación de factores no clínicos.
Un enfoque más allá del corazón
La investigación analizó datos del Biobanco del Reino Unido y aplicó un enfoque de «exposoma completo», es decir, evaluó múltiples factores ambientales, sociales y conductuales que podrían estar asociados con el SCA. En total, se identificaron 56 factores de riesgo no clínicos, incluyendo:
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Hábitos de vida poco saludables
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Nivel socioeconómico bajo
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Falta de actividad física
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Trastornos del sueño
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Estrés psicosocial
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Obesidad y presión arterial elevada
El investigador principal, Huihuan Luo, explicó que a diferencia de estudios previos, que se centraban en pocos factores preseleccionados, este análisis aplicó una metodología amplia y respaldada por aleatorización mendeliana para determinar relaciones causales.
Cambios que salvan vidas
Según el informe, eliminar un tercio de los factores de riesgo más relevantes podría prevenir un 40% de los casos de paro cardíaco súbito. Si se eliminan los dos tercios más graves, la prevención alcanzaría un 63%. Los factores de mayor impacto están relacionados con los hábitos de vida: alimentación, actividad física y salud mental.
Uno de los hallazgos más comentados es que el consumo moderado de champán y vino blanco podría tener un efecto protector similar al de una mayor ingesta de frutas, el control del peso y un estado de ánimo positivo. No obstante, los autores advierten que, al tratarse de un estudio observacional, estas asociaciones deben interpretarse con cautela.
Factores protectores destacados
Entre los elementos asociados con un menor riesgo de SCA, el estudio destaca:
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Consumo moderado de vino tinto o blanco
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Ejercicio físico regular de intensidad moderada o vigorosa
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Duración de sueño equilibrada (ni muy corta ni excesiva)
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Mayor nivel educativo y socioeconómico
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Reducción del estrés psicosocial
También se identificaron factores como el tiempo excesivo frente a pantallas o el sedentarismo como potencialmente perjudiciales. El estudio sugiere que incorporar cambios sostenibles en el estilo de vida podría convertirse en una herramienta clave para reducir la incidencia del SCA en poblaciones de riesgo.
Prevención con mirada integral
Con una estimación de 60.000 casos anuales de paro cardíaco súbito solo en Canadá, los investigadores insisten en la necesidad de aplicar estrategias de salud pública más holísticas. Comprender y abordar los factores no clínicos ofrece una oportunidad única para disminuir la carga de esta condición devastadora.
Más allá de los avances tecnológicos y médicos, este enfoque pone el foco en la educación, el entorno y los hábitos de vida como pilares fundamentales de la prevención cardiovascular.
Fuente: www.farodevigo.es