A pesar de que se esperaban nuevas entregas para estos meses, las cristaleras no cuentan con stock suficiente y hay partidas que se retrasaron hasta octubre.
La crisis de la falta de botellas que enfrenta el sector vitivinícola se extenderá como mínimo hasta fin de año, según prevén en el sector, debido a que todavía no logra solucionarse la falta de stock que comenzó a principios de año.
La situación pone en alerta a toda la cadena del sector, debido a que los pequeños y medianos bodegueros no tienen forma de envasar sus productos. Si bien se esperaba que para estos meses llegaran tandas de producción que aliviaran la situación, las entregas se demoraron, e incluso algunas cristaleras no podrán entregar envases hasta fines del 2021.
Sin fábricas
Una de las soluciones planteadas en junio por el Gobierno provincial fue realizar un «pool» de compras a través de Mendoza Fiduciaria, para acceder a un millón de unidades y venderlas a productores vitivinícolas, que tan sólo en el Este requerían 11 millones de envases. Si bien se buscaba avanzar con una segunda compra para agosto y septiembre, repitiendo el proceso hasta normalizar el mercado, no será posible concretar esta idea.
Hernán Norando, gerente general de Mendoza Fiduciaria, explicó que luego de la compra realizada a Verallia «las cristaleras no dan abasto».
«La próxima semana se concreta la entrega de 2 millones de botellas. Por el momento, estamos testeando quiénes pueden producir. Una ya dijo que hasta fin de año no podrá fabricar y otra todavía evalúa si prenderá el horno en las próximas semanas», detalló Norando.
Esto último se debe a que una de las cristaleras, Cattorini Hnos., informó hace una semana que aún no consigue provisión de gas para el segundo horno que construyeron en la provincia, donde producen 15 millones de botellas mensuales.
La demanda no se detuvo
Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, explicó que los factores que llevaron a la crisis de envases todavía no se normalizaron: con la producción de las cristaleras disminuídas en 2.020, al año siguiente el consumo siguió en aumento, por lo que todavía no se regulariza la fabricación de envases.
En pocas palabras, la fabricación de botellas sigue siendo más lenta que la velocidad con la que se compran.
«Los plazos de entrega se han demorado. En algunos casos se espera que se entreguen en octubre. Las botellas que hay no alcanzan, todos están en la misma situación», planteó Sosa. «El precio de las cosas pasó a segundo plano, pero sigue siendo un problema: los pagos son por adelantado y los insumos aumentan en dólares», agregó.
Mientras que las cristaleras dudan de llegar a fin de año con la producción regularizada, los productores se anticipan a los inconvenientes que llegará con la próxima cosecha debido a la falta de envases, situación que ya atravesaron este año. «Es preocupante. Se va a sumar con la falta de fondos para la lucha contra la lobesia botrana y con el aumento del costo de los insumos», advirtió Sosa.
FUENTE: ELSOL.COM.AR
