Investigadores de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) impulsan una alternativa saludable y sostenible para reemplazar los colorantes artificiales en productos de confitería, utilizando subproductos de la industria vitivinícola.
Una investigación de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) avanza en la reutilización del orujo de uva —residuo sólido compuesto por piel, pulpa, semillas y tallos— para la elaboración de un extracto colorante natural con propiedades antioxidantes. Este extracto se aplica a gomitas de fantasía como sustituto de los colorantes artificiales, en una apuesta por mejorar el perfil nutricional del producto y fomentar prácticas de economía circular.
La iniciativa busca generar alimentos más saludables a través del aprovechamiento de subproductos vitivinícolas, en sintonía con la creciente demanda de consumidores por propuestas libres de aditivos sintéticos, sostenibles y éticamente producidas.
Una propuesta con sello local
El desarrollo está encabezado por un equipo científico del Instituto de Investigación en Tecnología Química (INTEQUI) —de doble dependencia UNSL/CONICET— y cuenta con la participación de la licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, Carla Jofré, quien además cursa su Doctorado en el área.
«La obtención de colorantes naturales ricos en compuestos antioxidantes a partir del orujo de uva se presenta como una estrategia interesante para mejorar el perfil nutricional de las gomitas y otorgarle valor agregado a este subproducto», explicó la investigadora.
Las uvas empleadas en el estudio son provistas por la bodega Corral de Palos, ubicada en la localidad de Beazley, San Luis, fortaleciendo así la conexión entre ciencia, territorio y producción local.
Respuestas a un nuevo escenario regulatorio
La investigación cobra aún más relevancia frente a cambios recientes en la regulación internacional. En 2025, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) prohibió el uso del colorante sintético Rojo N° 3 en alimentos, bebidas y medicamentos, luego de que estudios demostraran su potencial cancerígeno en animales. Las industrias tienen plazo hasta 2027–2030 para reformular sus productos, lo que abre una oportunidad concreta para alternativas naturales como el extracto de orujo.