Un relevamiento de la entidad indica que en esta industria supera por lejos el promedio de la economía. Diferencias entre el sector primario y la actividad bodeguera. Reclamos de reducción de impuestos para poder exportar.
En la Argentina no hay sector económico que no se queje de la elevada carga impositiva, sumando los tributos de orden nacional, provincial y municipal. Sin embargo, en ese escenario hay algunas actividades que exhiben incluso una presión por encima del promedio nacional.
Es lo que ocurre con la industria vitivinícola, que en 2022 registró una carga impositiva total de 61,8%, más de 12 puntos más que el promedio registrado en el país. Y es incluso más intensa que en el sector primario de la actividad vitivinícola, donde ronda el 50%.
Es decir, uno de cada dos pesos que genera la actividad luego de pagar los costos de producción, se los lleva el Estado, en los tres niveles de recaudación.
Así surge del último informe de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar). El estudio es una actualización de un relevamiento similar realizado en 2017 y 2019, pero marcando una clara diferencia entre el sector primario y la actividad bodeguera este año.
La cadena de valor de la industria agrupa a 914 establecimientos que producen uva, con unos 300.000 puestos de trabajo y unas 500 bodegas exportadoras. En cuanto a las exportaciones en 2022 treparon a unos US$900 millones, que dejan en las arcas del Estado el 4,5% en concepto de derechos de exportación, pero reciben en compensación un 7% de reintegros.
El estudio evaluó el impacto de los siguientes impuestos, algunos nacionales y otros provinciales o de orden municipal, con el objetivo de poder discriminar en cuál tiene mayor efecto en la actividad, para avanzar luego en un pedido de reducción, Éstos son:
• Impuesto a las Ganancias
• IVA
• Ingresos Brutos
• Impuestos patrimoniales
• Débitos y créditos bancarios (impuesto al cheque)
• Impuestos incluidos en la compra de energía (electricidad, gas)
• Impuestos incluidos en la compra de combustibles
•Impuestos incluidos en la contratación de mano de obra (cargas patronales)
• Impuestos incluidos en la compra de otros insumos
• “Tasa PEVI” (Plan Estratégico Vitivinícola) no fue tratada como un componente impositivo
El resultado del relevamiento para el sector primario indicó que los costos de producción alcanzan al 74,1%, mientras que los costos de ventas representan 0,3% de los ingresos brutos y los costos de administración otro 0,3%.
Queda un remante de 25,4%, que se deriva en partes iguales de 12,7% entre el Estado, vía impuestos, y las empresas, con una rentabilidad luego de pagar todos los tributos, tasas y aranceles.
De esta manera, en la producción primaria la carga impositiva quedó en 49,88%, de acuerdo a la Coviar, en línea con el resto de las actividades económicas.
El mayor peso está en el Impuesto a las Ganancias con 21,5% del total, seguido por impuestos relativos a la mano de obra (8,2%), mientras que en combustibles alcanza el 5,7%, y débitos y créditos bancarios el 3,9%.
Distinta es la situación de la industria fraccionadora y la actividad bodeguera, en la que la carga impositiva total trepa al 61,8%, de acuerdo al relevamiento de la Coviar.
Esto surge de costos de producción que representan el 71,2% de los ingresos brutos, mientras que los costos de ventas ascienden a 9,6%, los costos de administración el 6,2%, intereses pagados el 2%, repartiéndose el resultado sin impuestos de la siguiente manera: Impuestos el 6,8% del total y utilidad después de impuestos el 4,2%.
En este caso el Impuesto a las Ganancias captura el 17,8% de los ingresos totales, la mano de obra el 14,2%, retenciones el 10,1%, un rubro con relativa incidencia dado el perfil exportador de muchas bodegas.
FUENTE: MDZOL.COM