Una de las bebidas más consumidas por los argentinos encuentra problemas en el mercado interno. Uno de los insumos más importantes registró aumentos hasta un 80% y el consumo se retrae por el impacto de la inflación.
Pero al mismo tiempo, el 2020 también fue un año caracterizado por una estabilización en el precio del vino. Daniel Rada, del Observatorio Vitivinícola Argentino (OVA) consultado por este medio lo marca con claridad: «Hubo una estabilidad de precios en el 2020 producto de que el vino estaba alcanzado por Precios Cuidados y Precios Máximos. Con lo cual los precios estuvieron planchados en 2020. Hubo un repunte alto en 2021, se descomprimió esa restricción a los precios y hubo un traslado del 70% a las góndolas. Pegó muy fuerte sobre todo en vinos de gama baja – tetra- y vino embotellado de precios bajos».
Con el salto de la inflación en este 2022, el comportamiento es similar. Para Rada la caída del consumo no está atribuida al aumento de precios «sino a la capacidad de compra de la demanda» al tiempo que destacó que el consumo cayó un 6% en enero 2022 respecto al 2021.
Pero el sector también se encuentra preocupado por el faltante de botellas que parece estar lejos de solucionarse como estaba previsto.
El faltante de botellas que afectó a la industria vitivinícola en el 2021, continúa en el 2022 sumado a un incremento fuerte de los costos de los envases que en el último año tuvo un aumento del 80%. Sólo en los primeros meses del 2022, los precios de las botellas se incrementaron un 40% por el aumento de los costos de la soda salvay, un producto que deben importar.
«Estimamos que a partir de mayo, tenderá a resolverse. Pero hubo limitaciones de la producción de las fábricas de botellas que llevó a una cierta escasez. El vidrio y el cartón ha subido fuertemente a raíz de la inflación, del abastecimiento de algunos insumos a nivel internacional que también subieron”, agregó Zuccardi.
“Hay materias primas que están faltando y en muchos casos se han alimentado procesos especulativos donde hay actores monopólicos que han modificado la ecuación de precios en detrimento de los clientes ya sea las bodegas y los consumidores”, agregó el empresario. En Argentina se concentra la mayor parte de su producción de vidrio en tres empresas: Cattorini, que produce aproximadamente el 60% del total de botellas para vinos, Verallia, que tiene el 35% del mercado y Cristalerías Rosario con el 5% restante. El 75% de lo producido está dirigido al mercado interno, mientras que el 25% restante es destinado al mercado internacional. Si bien no se pudo especificar si el vino en góndola recibirá aumentos, no se descarta.
Falta de competitividad
El complejo vitivinícola es de las 10 principales exportadoras del país. Su principal destino es EEUU seguido de Reino Unido, Canadá y Brasil. La variedad más exportada es el clásico Malbec.
Según datos oficiales, la Argentina es el quinto productor mundial de vino y el principal productor de mosto a nivel mundial. Está concentrada en las provincias del oeste, abarcando más de 230.000 ha cultivadas, predominando las uvas aptas para la elaboración de vino y mosto (92,2 %), con un bajo porcentaje de uvas para consumo en fresco (5,7 %) y para pasas (1,9 %). La cantidad de bodegas es de 884, de las cuales 634 están en Mendoza, 121 en San Juan y 129 en las otras provincias vitivinícolas.
En el plano externo, si bien se registró una merma en el 2022 respecto al 2021, «La vitivinicultura viene posicionándose en el mercado internacional. El año pasado se registró un crecimiento y creo que las oportunidades están. El vino argentino tiene una buena consideración cualitativa, somos conocidos por el Malbec pero también por la diversidad como uno de los atributos de la vinicultura argentina. Los mayores desafíos están en mantener un esquema de competitividad que nos permita ganar mercados que creo que es el tema más importante», expresó José «Pepe» Zuccardi. Uno de los principales desafíos de la industria es la reducción de aranceles para los productos, algo que adelantó Zuccardi, ya se está hablando con Cancillería.
Sin embargo, como muchas industrias exportadoras en el país, el principal señalamiento es el dólar: “el tipo de cambio y la inflación tienen que ir de la mano”. “El año pasado tuvimos un incremento del tipo de cambio del 20% y una inflación del 50%, y eso determinó una caída del ingreso real muy fuerte. Se atrasó mucho en relación a la inflación, eso es un tema importante de si queremos mantener niveles de exportación”, agregó Zuccardi. En el mismo sentido, Daniel Rada señala que el crecimiento obtenido en el 2020 no logra replicarse en el período 2021-2022: «No estamos viendo el mismo rendimiento que en 2020, básicamente es una inflación en pesos y una inflación en dólares que claramente desmejora los beneficios en exportación”.
Información del Observatorio Vitivinícola Argentino realizado para Ámbito
La vendimia 2022 finalizó con menores rendimientos lo esperado. Las heladas tardías y las tormentas de granizo en diversas zonas del país fueron dos de los principales motivos. En su última estimación de cosecha, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) había pronosticado que la producción de uva en la Argentina para esta vendimia 2022 se ubicaría 13% por debajo de la cosecha anterior (19.449.000 quintales, por debajo de los 22.229.011 quintales de la cosecha 2021).
De acuerdo con el informe de cosecha correspondiente a la semana 20, hasta el 17 de abril, la cosecha 2022 ascendía a 1.863.990.995 kilos (18.639.909 quintales), contra los 2.122.091.558 kilos (21.220.915 quintales) que se habían cosechado en similar fecha de la cosecha anterior. La caída en la producción es aún mayor (16,4%) al compararla al promedio histórico, que abarca desde 2012 a 2021, de 23.262.116 quintales.
FUENTE: AMBITO.COM