Se llevó a cabo el tercer Encuentro de Vinos y Variedades Criollas en el que se explicó el trabajo que viene haciendo el INTA para identificar las distintas variedades y conservarlas.

Con el objetivo de revalorizar lo autóctono de la vitivinicultura, científicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Mendoza trabajan en un proyecto que pretende identificar las distintas variedades de uvas criollas en el país, para recuperarlas, conservarlas y poner en valor su importancia en el sector.

Es por eso que desde hace tres años se desarrolla de manera anual el Encuentro de Vinos y Variedades Criollas, cuya edición 2023 se llevó a cabo el pasado jueves en la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Mendoza.

El encuentro congregó, en la sede de la institución, a productores, técnicos de diferentes emprendimientos vitivinícolas e investigadores de Instituciones de Investigación como el INIA de Chile y la Cátedra de Espacios Verdes de la FCA.

Durante la jornada hubo primero una disertación sobre los avances de las investigaciones que está realizando el INTA EEA Mendoza sobre las uvas criollas, para dar lugar luego a la experiencia investigativa de Chile, quienes explicaron cómo se está trabajando en su país con relación a sus propias uvas criollas.

El objetivo es relativizar la importancia que tiene la huella de las vides criollas en el patrimonio vitivinícola del país.

Además, el encuentro contó con una degustación de 14 vinos que fueron elaborados por la Bodega Experimental del INTA Mendoza, con distintas cepas criollas de las cuales se explicó su origen. Los vinos no fueron posibles si no existiese el trabajo de más de 11 años en los que se fueron rescatando las variedades para reproducirlas.

También hubo una degustación de 20 etiquetas de vinos comerciales elaborados con esas uvas, que se utilizó como excusa para comprobar la calidad enológica que posee la uva autóctona de nuestra tierra.

Trabajo con las criollas

Desde el INTA llevan 11 años trabajando en la recuperación y conservación de estas variedades de vid criollas, que por lo general son rescatadas de antiguos viñedos en las distintas zonas productivas del país.

Hasta el momento, ya son 60 las variedades que el INTA ha logrado identificar, más allá de que algunas se perdieron con los años. Hoy, todas ellas forman parte de la colección ampelográfica que posee la EEA Mendoza INTA y mediante la cuál se realiza una caracterización agronómica y enológica de cada tipo.

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