Según fuentes oficiales es el segundo producto orgánico que se exporta, aunque su volumen es bajo en relación al resto de las exportaciones y de la producción en general.
Argentina tiene presencia mundial en orgánicos en medio de tendencias que priorizan lo natural.
Durante 2022 se procesaron en el país 706.171 quintales de uva orgánica distribuidas en un total de 142 establecimientos. Mendoza recibió el 61% de ese total, mientras que el resto se lo repartieron por parte casi iguales entre La Rioja y San Juan. Los datos son provisorios del informe que el año pasado realizó el laboratorio estadístico del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) y midió específicamente los Productos Orgánicos Vitivinícolas.
Según el mencionado estudio, “el vino es el segundo producto orgánico exportado de origen vegetal, luego del azúcar de caña en Argentina”. Así, el vino orgánico tuvo un incremento de 6,4 % en sus exportaciones, mientras que las pasas orgánicas creció un 40%. Una mención aparte se lleva el mosto orgánico, que trepó 146% en su volumen de exportaciones.
Daniel Rada, del Observatorio Vitivinícola Argentino, explicó que en Argentina se da una particularidad. Por un lado, tiene un alto porcentaje de hectáreas orgánicas cultivadas con relación al resto del mundo y, por el otro, la superficie total cultivada dentro del país es todavía baja.
“Se trata de un número chico hacia adentro, pero significativo en el mundo”, precisó Rada. El especialista agregó que los principales países demandantes de este producto son Suecia y Dinamarca.
El potencial que trae lo natural
El informe del INV detalló que “la producción orgánica constituye una potente herramienta de diferenciación y agregado de valor para la vitivinicultura, y tiene gran potencial exportador”. En coincidencia, Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina y director ejecutivo del Fondo Vitivinícola Mendoza, expresó que el vino orgánico puede tener un importante potencial en el consumo que viene en un contexto de priorización de lo natural.
“Es una veta a desarrollar, ya que Argentina tiene condiciones para elaborar este tipo de uvas”, precisó Villanueva. El clima seco y el sol facilitan la producción de orgánicos que tanto en el país como en el mundo deben ser certificados, lo que conlleva tiempo y costos extra. No obstante, el valor de este tipo de productos suele ser un poco mayor.
Lo orgánico y lo natural son tendencias que atraviesan con cada vez mayor fuerza al mundo de la alimentación, y las bebidas o el vino no están exentos. La búsqueda de consumos más saludables, con la menor intervención y cantidad de agroquímicos posible interpela cada vez a más personas. En los países más desarrollados es una tenencia más marcada y, en general, también entre las personas con mayores posibilidades económicas.
Rada expresó que existe una preferencia creciente por lo orgánico y que inevitablemente va a llegar con mayor fuerza. Admitió que hay cambios en los modos de consumo con relación a la mayor demanda de productos orgánicos o naturales, así como a las restricciones para arancelarias existentes referidas al uso de agroquímicos. No obstante, fue cauto a la hora de hablar de tendencia debido a que falta tiempo de mediciones concretas al respecto.
FUENTE: MDZOL.COM