El productor vitivinícola, bodeguero y vicepresidente de la Asociación Bodegas de Salta, Alejandro Martorell, expresó que «poco a poco va subiendo en la provincia el consumo de vino salteño respecto de los vinos de Mendoza». Esta tendencia ya había comenzado a notarse en 2020 y se fue afianzando durante este año.
Hasta hace unos años en Salta se compraba 70 por ciento de etiquetas mendocinas y 30 salteñas. Hoy esa cifra se ha logrado revertir. Un proyecto de posicionamiento de vinos de altura ha tenido buenos resultados, por lo que se valoran más a nivel provincial las marcas locales. «Es un programa que hace muchos años lo hacemos conjuntamente con la Provincia, y ese es un poco el resultado», expresó el empresario local. Esta iniciativa cuenta con el apoyo de la Secretaría de Industria, Comercio y Empleo.
Desde el sector trabajaron en el área de comercialización para que los salteños conozcan los vinos que se producen en la provincia y prueben las distintas variedades que van surgiendo. Para los actores de esta industria los consumidores locales están comenzando a comprender que en los valles de la provincia se están haciendo vinos de primera calidad.
«Antes, hace muchos años, se pensaba que los vinos buenos eran los mendocinos y nosotros teníamos vinos regionales. Hoy el Valle Calchaquí tiene un compromiso con la calidad muy fuerte, todo el mundo está tratando de hacerlo lo mejor que se pueda, siempre se va levantando la vara», afirmó Alejandro Martorell.
La provincia cuenta con más de 3.000 hectáreas destinadas a la producción de vino, pero es muy variable el rendimiento en términos de volumen, ya que depende de la variedad y tipo de viñedo. Por ejemplo, el torrontés puede dar 40 mil kilos por hectárea y, el malbec, 6 o 7 mil kilos por hectárea.
Los empresarios del rubro destacan que en la provincia hay un espíritu colaborativo entre las bodegas. Hay mucho trabajo en conjunto, e incluso desde bodegas de Salta están trabajando en un plan estratégico para los Valles Calchaquíes desde hace ocho meses.
Esto contempla una cantidad de áreas en las que se va a trabajar y eso es importante porque se van a fijar metas concretas con el objetivo de cumplirlas en el 2025.
El plan está casi listo y se va presentar formalmente a fines de julio. Esta iniciativa es impulsada por bodegas de Salta para el Valle, lo que incluye a socios y no socios.
«Este año, para el sector fue una buena cosecha. En algunas áreas del valle un rendimiento menor en cuanto a kilos, pero fue de una calidad muy buena, así que esperamos que salgan grandes vinos para este año. La calidad en general es muy buena en todo el valle. Todos los años tienen alguna variación en cuanto a calidades y cantidades. Este año podemos hablar de una cantidad un poco menor, pero una calidad muy buena», expresó.
El empresario afirmó que en Salta hay un estándar de vinos que es «altísimo». Lo que también es destacable, según expresó Alejandro Martorell, es que los vinos que se producen en los valles salteños son «únicos» y no se pueden hacer en otro lado del mundo porque «no están dadas las condiciones de altura» características de la zona.
Son 44 bodegas distribuidas en Cafayate, San Carlos, Molinos, Cachi y La Viña las que administran una superficie cultivada de exactamente 3.445 hectáreas. En Salta hay una producción vinificada anual de 262.442 hectolitros.
Exportaciones
Salta elabora el 1,2 por ciento de lo que se produce en el país, sin embargo aporta el 2,6 por ciento de las ventas argentinas al exterior, lo cual habla de un elevado nivel de valor agregado en las exportaciones vitivinícolas.
Pese al avance en distintos aspectos técnicos que hubo durante los últimos años, la provincia por ahora tiene poca participación en la producción nacional.
En 2019 las exportaciones salteñas alcanzaron un FOB (Free On Board por sus siglas en inglés) de U$S21.847.892. La provincia exporta a más de 100 países, pero solo 11 de ellos representan el 80 por ciento de sus exportaciones.
Estados Unidos, el Reino Unido, Brasil, Canadá y Alemania son los principales destinos de los vinos que se logran en la provincia.
Según informó el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), las exportaciones argentinas de vinos volvieron a crecer en junio en volumen y valor FOB, y ya constituyen un récord en el semestre.
Junio tuvo una mejora de 47% en valor FOB, lo que permitió que el semestre de 2021 se haya convertido en récord histórico en generación de divisas con US$432 millones.
De esta forma, según consignó el organismo en su informe, superó en 18 por ciento (US$69 millones adicionales) a igual semestre de 2020 y derribó también el récord hasta ahora vigente de 2012.
Durante junio las exportaciones totales de vinos crecieron 8,6 por ciento en volumen respecto de 2020 y los crecimientos más fuertes se dieron en Estados Unidos, Reino Unido, China, Brasil, Paraguay y México.
Una inversión a largo plazo
La Nación anunció la eliminación de derechos de exportación (retenciones) para todas aquellas empresas que vendan al exterior por encima de su promedio del año pasado. Esta propuesta fue sugerida por la Corporación Vitivinícola Argentina.
Osvaldo Domingo, dirigente de Bodegas de Salta y uno de los dueños de la bodega familiar Domingo Molina, dijo que la quita de impuesto es una buena decisión, ya que es una medida que va a apoyar a todas las actividades productivas de las pymes.
“El problema grave que tiene la vitivinicultura es que es una actividad de largo plazo y cuando aumentan los impuestos, repercute en el precio final, si este aumento se traslada al consumidor del extranjero, este opta por consumir vinos de otros países. En los países que tienen una economía estable, sin inflación, el vino no tiene variación de precios a diferencia de lo que ocurre con los commodities. Si en el mercado internacional aumentás de precio el cliente compra otros vinos”, explicó a El Tribuno.
En esta actividad, el empresario es el que tiene que asumir el costo que producen los cambios de reglas de los distintos gobiernos. “La política hacia el sector vitivinícola debería ser distinta a las que se adoptan para otras actividades productivas, ya que la vitivinicultura tiene muchos pormenores y particularidades, entre la que se destaca que es un negocio a largo plazo, por lo tanto muchas medidas que toman los gobiernos se reflejan después de mucho tiempo, porque es un proceso lento”, explicó el ingeniero agrónomo.
Un vino es un producto terminado que tiene identidad, como la marca, la zona de producción y las características de elaboración. Cuando cambian las reglas de juego, muchas veces no se hace rentable exportar, pero hay que permanecer en el mercado para evitar la discontinuidad.
El 70 por ciento del vino que se produce en Argentina se vende en el mercado interno y, al no ser una artículo de primera necesidad, sufre la baja del consumo. “Todo lo que ayude a ser más competitivo, para exportar más es bienvenido. Los empresarios del sector queremos que el país ande bien, entonces toda medida para que esto funcione es bienvenida. Con el tema de la baja de retenciones hay que esperar la resolución final, pero en un principio es muy buena”, finalizó.
FUENTE: ELTRIBUNO.COM