El Instituto Nacional de Vitivinicultura finalmente dio a conocer los datos finos del volúmen de venta el año pasado. En el  medio, una mala cosecha, una caída del consumo y la pérdida del poder adquisitivo. 

El Instituto Nacional de Vitivinicultura finalmente dio a conocer los datos finales sobre cómo se comportó la venta de vino y productos vínicos en el mercado interno durante el año pasado, en un informe que es de vital importancia para establecer lineamientos de cara al futuro. 

Lo primero a saber es que considerando que se vivió la peor cosecha desde que se tienen registros, lógicamente los volúmenes de venta cayeron con respecto al año anterior (2022), lo que se explica también por la caída general del consumo más allá de la oferta y por la pérdida del poder adquisitivo. 

La comercialización total de vino en el mercado interno argentino alcanzó los 7.752.601 hectolitros en 2023, lo que representa un 6,3% menos de litros vendidos que durante todo el 2022. 

Es la continuidad de la retracción que se vivió en 2021 y 2022, después de lo que fue el repunte que se vivió en 2020 por la pandemia de Covid 19.

El 65,5% de las ventas totales de vino representan a aquellos que no tienen mención de varietal. Es decir, el vino genérico de mesa representa poco más que dos tercios del vino que se vende en el país.

El 29,3% del total del vino vendido corresponde al típico vino varietal, mientras que el 4,8% es vino espumante. Hay un 0,4% destinado a otros tipos de uso de vino como el que se destina a coctelería. 

Respecto al 2022, absolutamente todas las categorías de vino disminuyeron el volumen de ventas. Por ejemplo, los vinos genéricos cayeron en un 1,4% (prácticamente estable) mientras que los vinos varietales sufrieron una crisis mayor, al caer el volumen de ventan en un 15,2% Superior, de hecho, a la caída promedio de venta general. 

La botella siguió siendo el formato más vendido con el 62%, seguido del tetra brick (34%), la damajuana (3,5%) el bag in box (0,4%) y la lata (0,2%).