La enóloga y docente sanjuanina se convirtió en una persona destacada de la provincia y referente para la industria, porque cumplió el sueño de estudiar enología, cuando ninguna lo había hecho antes. La recordamos a días de su fallecimiento.

Hacer historia no siempre es llevar a cabo una hazaña de tal magnitud que implique una modificación en la vida de muchas personas. A veces, hacer historia es alcanzar un hito inédito, romper un patrón y dejar un legado. Nelly Brond de Taja hizo historia.

La sanjuanina que falleció el jueves pasado, tuvo un sueño que hoy es muy sencillo de tener: ser una profesional de enología con estudios. Sin embargo, ella lo cumplió a pesar de que nunca nadie antes lo había logrado. Así fue como se convirtió -desde Argentina- en la primera enóloga recibida ¡del mundo!.

Hace unos cinco años, un informe de la Licenciatura de Enología de la Universidad Maza de Mendoza reveló que en su nómina había más mujeres que hombres. Hoy es una cotidianidad.

Sin embargo, en la década del 40, cuando Brond de Taja se inscribió en la Escuela de Fruticultura y Enología de San Juan, ver a una mujer por esos pasillos no solo era una rareza total sino que también estaba cargado de prejuicios.

Contra todos ellos combatió a sus 18 años y durante seis años hasta lograr recibirse (en 1952) y convertirse en la primera en el mundo en hacerlo. Luego, desarrolló una carrera como profesional y docente y allanó el camino para las siguientes.

La recordamos tras su fallecimiento, a los 95 años.

Vida y carrera de Nelly Brond de Taja

La profesional nació en 1928 en San Juan. Era hija de un padre ferroviario y una madre ama de casa. En 1946 empezó a cursar enología y contó con importantes referentes de la industria como profesores, como los ingenieros Croche y Villanueva. El director de la Escuela de Fruticultura y Enología de San Juan era el ingeniero Ernesto Aubone.

Tras recibirse, sus primeros trabajos se desarrollaron en la bodega El Globo Allí conoció a su esposo, Mohamed Tahar, un interventor de control agropecuario. Por su trabajo, el hombre debió viajar a Buenos Aires, Córdoba y Mendoza, por lo que la mujer se fue radicando en estas provincias. Juntos tuvieron dos hijas.

En los años sesenta, Nelly regresó a San Juan. Allí, la misma escuela en la que se había egresado le ofreció un cargo vacante para dar clases y su carrera tomó ese rumbo. Le siguió la titularización, el ascenso a coordinadora y luego a vicedirectora de la institución, que supo fundar Domingo Faustino Sarmiento.

Por su enorme hito y carrera, recibió varias distinciones. Entre ellas, fue designada como Personalidad Destacada de San Juan por la legislatura de esa provincia.

Recientemente, la mujer había ofrecido una entrevista con el diario Tiempo de San Juan, donde le brindó un mensaje a las nuevas generaciones: «Qué apuesten a la vitivinicultura, al vino y los alimentos. Debemos saber defender lo nuestro. El mundo no va a dejar de comer ni de beber vino y todos sus derivados. Los jóvenes van a tener muchas posibilidades».

El legado es eso.

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