Cuando la viticultora y enóloga Isabel Galindo llegó a la bodega Las Moradas de San Martín hace 20 años, la vendimia se hacía dos semanas más tarde, había más tormentas de verano «que refrescaban y permitían a la uva alcanzar su madurez sin estrés» y los septiembres eran «más frescos y lluviosos». Isabel ha sido testigo durante estas dos …